lunes, noviembre 10, 2008

¿Qué puedo hacer yo?

¿Qué puedo hacer yo? ¿Y nosotros? Bueno, primero que todo, despertar. Salir de ese estado de somnolencia en el que nos encontramos desde hace mucho tiempo. Es desconectarnos, acabar con esa “conciencia feliz”. Destruyamos el discurso.

¿Qué es hacer algo?, si nos vamos al diccionario, hacer significa “producir algo, darle el primer ser”, pero también significa “Dar el ser intelectual, formar algo con la imaginación o concebirlo en ella. Hacer concepto, juicio, un poema”. Por lo tanto, hacer algo no es solamente ir a meterse a una selva y resistir los embates del imperialismo, es también cuestionar, es hacer teoría para que alguien la llegue a poner en práctica, es preguntarse ¿Qué puedo hacer yo? Ciertamente, puede que llegue a tornarse en una pregunta pesimista, en resignación, pero en ella también va implícita un cuestionamiento, una crítica a la realidad, ya se está haciendo algo.

Por ello, quienes critican el papel del intelectual, por “estar metidos en un escritorio”, aislados de la sociedad, sólo ven una cara de la moneda, su parcialidad les impide contemplar todo el esfuerzo que se realiza para crear una teoría, para tratar de explicar la realidad, incluso las crisis existenciales a las que se llega cuando se escribe algo, pues en un escrito se refleja el ser del autor, sus anhelos y angustias. Se le critica a los intelectuales que muchos no plantean alternativas válidas, ¿pero, acaso eso no es un trabajo de una colectividad? ¿O el hecho de que no se propongan soluciones hace inválido cualquier análisis? Que una sola persona plantee alternativas, ¿no es acaso eso una tiranía? Si es así ¿cuán alternativa es la alternativa al sistema en el cual vivimos? A veces impera la crítica cómoda, de que si no se hace algo “palpable”, es mejor quedarse callado, no pensar, aceptar tácitamente el triunfo del sistema.

¿Quiénes han tenido la posibilidad de leer la novela 1984 de George Orwell? Al final, cuando Winston Smith dice que para derrotar al Gran Hermano, morirá pensando que lo odia con todas sus fuerzas, pese a que al final hace todo lo contrario, es una idea fundamental, es esa pequeña ruptura del sistema que nos libera, aunque sea parcialmente, de la colonización mental a la que estamos sometidos. El simple hecho de pensar, de cuestionar, ya estamos dando un duro golpe, ahora imaginemos que esto se extendiera a todo el planeta, que todos, aunque sea por un instante, cuestionaran al sistema, ¿acaso eso no sería una derrota virtual del sistema, y sin detonar una sola arma?

Pero, ¿Como pretendemos, hacer algo “palpable”, si aún nos guiamos por el discurso dominante, el discurso de las metrópolis? Ahí reside mi lucha, ahí podría residir nuestra lucha: destruir el discurso dominante. Cómo es posible que hayan personas de “izquierda” o críticos al sistema, que reproduzcan ese discurso, que utilicen términos como “globalización”, “interdependencia”, ”desarrollo” con o sin apellidos, entre muchos otros conceptos. Es ahí donde se encuentra la dominación. Dominan nuestras mentes, y al final tras toda la verborrea revolucionaria de fin de semana, somos los que mantenemos a este sistema, terminamos amando este mundo deshumanizado, aceptados por la elite dominante, monitos de la burguesía. “HABLA EL DESILUCIONADO: BUSQUÉ REVOLUCIONARIOS, Y SÓLO ENCONTRÉ MONOS DE SU PROPIO IDEAL”, tergiversando un poco a Nietzsche.

Cuán necesaria es la violencia simbólica, la necesidad de la irreverencia. Ya no es posible dialogar, no se llega a nada, las clases dominantes no dialogan, solo imponen. Son ellos los que determinan nuestras críticas, nos exigen que sean asertivas. Nos exigen la mesura, que nos expresemos con su vacua terminología. Y eso es el control de la oposición, la administración sistémica de la resistencia.

Apoyo a quienes digan que el problema es el capitalismo, el patriarcado, y sobre todo el cristianismo, y en sí la sociedad occidental. Pero yo voy más allá, se debería ir más allá, y decir: el problema es la misma humanidad. No el hombre, ni la mujer, sino la humanidad como tal. Y peor aún, es una pequeña porción de la humanidad, sin derecho alguno, que se proclamó como ama y señora de los designios de toda la humanidad, la que nos está condenando a muerte.

¿Será posible que tal vez aún no seamos humanos, que nos encontremos en un estado avanzado de hominización, y no de humanización? Así nuestras conductas son más fáciles de explicar, lo que impera en nosotros es nuestro instinto animal. ¡HOMO HOMINIS LUPUS! Cuán lejos estamos de la descendencia divina.

No se debería diferenciar entre primermundista y tercermundista; entre hombre, mujer, homosexual, heterosexual, niño, joven o adulto; entre negro o blanco, amarillo, azul o verde; entre europeo, latinoamericano, africano, marciano o venusina. Deberíamos aprender a ver personas. Creo que ahí reside el problema, en esa necedad de perpetuar la diferencia. Cuando uno como persona tenga conciencia “para sí” de serlo, y que el otro es también una persona, es un paso cualitativo en nuestra lucha individual y colectiva. Es una victoria sobre la diferenciación que nos impone el sistema.

Sostengo lo que alguna vez escribí en un comentario para una clase universitaria: “El 7 de octubre de 2001, inició la guerra imperialista, no ya entre potencias imperialistas, sino de estas en conjunto contra el mal llamado “Tercer Mundo”, guerra necesaria para sostener la red imperialista, es una guerra total. Ya no hay tiempo para razonar contra los homínidos que reclaman nuestras tierras como “espacios vitales”, no se puede razonar con quienes el sistema les ha quitado dicha capacidad, no hay espacio para la esperanza, no podemos esperar nada más, no podemos apegarnos a ideales cristianos de si ¿otro mundo es posible?, sólo existe este y debemos luchar por recuperarlo, la no-violencia es inacción, es esperar gustosos la muerte para alcanzar el ideal transmundano. Concuerdo con Günther Anders, la única salida es la violencia, es una verdadera lucha por sobrevivir, es nuestra defensa contra la guerra declarada del imperialismo”.

Hay que estar listos, la guerra total caerá sobre nosotros, reitero, ya no es una lucha entre potencias imperialistas, es una lucha de éstas contra nosotros, la mal llamada periferia, la gran mayoría. Es vital para ellos mantener la red imperialista, aunque ello signifique la destrucción misma de los homínidos, la hecatombe nuclear… la hegemonía sobre las cucarachas.

Y no estoy diciendo que ya estamos derrotados. Vietnam, Irak, entre muchos otros ejemplos, nos han demostrado que se puede luchar contra el imperialismo. En el caso de América Latina, no importa si algunos gobiernos latinoamericanos, en especial los sudamericanos, son de izquierda o de derecha, de arriba o de abajo, lo que importa es que resisten a las políticas imperialistas de Washington; que surgen y se fortalecen movimientos sociales que luchan contra esas mismas políticas. No esos que claudican y se someten a los designios del conquistador. Lo que importa es que América Latina despierta, tras dormitar más de 500 años.

Resistir es preguntarse ¿Qué puedo hacer yo?, es cuestionar al sistema, es iniciar la descolonización de nuestras mentes. Es actuar, no importa si es desde un escritorio aislado de la humanidad, en las calles, en los hogares, en las aulas o en lo más recóndito de una selva. Resistir es pensar, sentir, desear, es desobedecer al sistema capitalista cristiano patriarcal.

Nos encontramos en crisis, tanto financiera, energética, agroalimentaria, ecológica, política, como ontológica (Saxe Fernández, 2005). Es una crisis sin precedentes en la historia, que tiende a la militarización, a la destrucción y al exterminio. Y ante esta crisis, debemos luchar, no para salvar al sistema, por un país, por una nacionalidad o una ideología. Debemos luchar para salvar a la humanidad y al planeta en el que vivimos.

Desde mi trinchera, hacer algo es ser mordaces, violentos e irreverentes en nuestras críticas, es ser destructivos, que quede el terreno libre para crear alternativas…

martes, septiembre 16, 2008

ESTADOS UNIDOS QUIERE GUERRA EN AMÉRICA DEL SUR

El proyecto de investigación "Geoestrategia Latinoamericana a principios del siglo XXI", del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), recientemente analizó la actual coyuntura en América del Sur. Los investigadores Eduardo Saxe Fernández y Bryan González Hernández, así como el analista Hermann Güendell, ofrecen el siguiente comentario al respecto.
La doctrina militar de EE.UU. se dirige a buscar mantener una primacía en este campo, actuando "preventivamente" contra posibles futuros retadores o contendientes. Es una doctrina que rompe con todas las normas del derecho internacional, tanto el principio de la inaceptabilidad de la guerra para solucionar disputas, como el principio de no emprender acciones bélicas sino solamente responderlas. La doctrina militar de agresión de EE.UU. es similar a la mantenida por la Alemania nazi y que fuera proscrita con la Carta de creación de la ONU. EE.UU. no ha escatimado esfuerzos para revertir los procesos autonomistas e independentistas que tienden a dominar en la región latinoamericana, y que son resistidos exitosamente desde la intentona de golpe en Venezuela en 2002.
Recientemente, Chávez no logra confirmarse como presidente futuro en un referendo, Brasil ha sido estremecido por movilizaciones y acciones de las mafias, y hace poco Colombia y EE.UU. atacaron a Ecuador. También hay una vasta campaña contra los gobiernos argentinos de Kirchner y de Fernández. En todos los casos, Washington incita a las oligarquías locales que lo apoyan, a generar caos y desorden y, de ser posible, guerras civiles o internacionales. A la vez que multiplica sus acciones desestabilizadoras, intenta mantener de pie a los gobiernos ilegítimos (casi todos) que lo apoyan en la región: Colombia y México, El Salvador y Costa Rica, principalmente, así como Perú.
Washington ha reactivado, después de más de 50 años, su Cuarta Flota, para amenazar a Sudamérica, no solamente a Venezuela sino a los ricos yacimientos petrolíferos brasileños, que se ubican a unos 300 kilómetros mar adentro. La administración Bush ha realizado esfuerzos inútiles para inducir la firma de un TLC con Sudamérica, para separar a Uruguay del grupo de MERCOSUR, y para detener el abandono del patrón dólar en la región.
En la planificación estratégica, es claro que en el papel resulta más fácil a EE.UU. enfrentar desafíos y el rompimiento de su hegemonía, en el hemisferio americano que en cualquier otra área del mundo. La desestabilización de los regímenes políticos opuestos a Washington se realiza por todos los medios, guerra clandestina y terrorista, campañas propagandísticas, financiamiento y dirección de grupos opositores buscando generar guerras civiles.
En el caso de Bolivia, se trata del "corazón" sudamericano, su control facilita o dificulta las políticas agresivas de Washington. Adicionalmente, Bolivia dispone de las mayores reservas de gas natural de la región, y se encuentra dividido geográficamente en una zona selvática muy rica en recursos estratégicos, y la región de la meseta andina, más pobre, mucho más poblada e integrada por los pueblos indígenas.
Las actividades de Washington han sido hasta ahora detenidas por la notable unión entre Brasil, Argentina y Venezuela, con el apoyo de los otros países sudamericanos, excepto Colombia. Ayer mismo, UNASUR mostró su unidad y su rechazo a cualquier intervención o desestabilización en Bolivia. Pero Washington continúa sus agresiones y parece que en el futuro próximo, sobre todo como impacto para las elecciones de noviembre, intentará crear más tensiones y conflictos.
Lo anterior se encuadra en una situación de crisis de hegemonía que tiende a agravarse, induciendo conductas cada vez más irracionales por parte de EE.UU. Así busca compensar su creciente debacle económica pero también política.
Heredia, Costa Rica, 16 de Septiembre de 2008

lunes, febrero 11, 2008

La República del Miedo. Parte II

"A este nuevo tipo de Gobierno, a esta nueva forma de Dictadura, cuyo origen y desarrollo responden a necesidades de orden económico y social de la clase gobernante, y que es la única forma de gobierno que puede garantizarles la esclavitud popular, se llama Dictadura Fascista, y ya se ha implantado en algunos países".
Carlos Luis Fallas

El referendo fue el mecanismo por el cual se implantó la "República del Miedo" en Costa Rica, el asalto a la democracia por excelencia. El gobierno recurrirá al miedo cuantas veces lo considere necesario, el terrorismo es un gran negocio, receta tomada de la administración Bush.

El Memorando de Casas y Sánchez no eran recomendaciones para ganar el referendo, de todos modos ya lo tenían todo preparado, el SÍ ganaría el proceso electoral. Por el contrario, este documento eran recomendaciones para el presidente Arias como debería gobernar un país dividido en dos bandos: mediante terrorismo de Estado.

A más de un mes del referendo, se contemplaba la utilización de la "Doctrina Casas-Sánchez o la materia, forma y poder de una República del Miedo". Por ejemplo, en el Editorial del diario oficial de la dictadura, del viernes 9 de noviembre de 2007, se expresaba que:

"(…) cuando una 'Asamblea nacional patriótica', sin legitimidad alguna, desconoce el resultado del referendo; cuando un grupo minúsculo de extremistas trata de paralizar, por las vías de hecho, el trabajo legislativo; cuando algunos de sus aliados intentan bloquear vías públicas, en perjuicio de todos los ciudadanos; cuando se llevan la 'lucha', las amenazas y los insultos a las casas de los diputados y sus familias, y cuando hace su aparición, como método, la amenaza de bomba en la Asamblea, no estamos ante una expresión legítima de las diferencias de criterio. Enfrentamos, al contrario, un intento deliberado por agredir a la democracia y a la inmensa mayoría del pueblo costarricense que cree en ella"[1].

En el documento de la "Doctrina Casas-Sánchez", en el apartado de "estimular el miedo: ii) miedo al ataque a las instituciones democráticas, se estipula que "es crucial convertir al Sí en equivalente con la democracia y la institucionalidad (…) y al NO en equivalente de la violencia y la deslealtad con la democracia" (p. 4); "(…) esa conexión hay que inducirla. Este es un argumento que puede que solo funcione para ciertos sectores, pero puede ser muy efectivo sembrando la duda" (p. 4-5).

¿Por qué "puede ser muy efectivo sembrar la duda" induciendo al pueblo costarricense a una conexión oposición-terrorismo en una Costa Rica post-referendo? Es aquí donde entra a jugar la ley antiterrorista. Es interesante como tras la publicación de la noticia sobre la imposición para Costa Rica de pasar una ley antiterrorista, entiéndase USA PATRIOT Act, y las afirmaciones de Gerardo Castaing sobre la necesidad de "Cambios Semánticos" en el Código Penal más que una reforma[2]; los medios de comunicación, en especial La Nación, han emprendido una "campaña semántica" contra el movimiento opositor al TLC.

El anuncio de que el "acto solemne" en el cual se sancionaría al TLC como ley, previsto para el 14 de noviembre de 2007 en el teatro Melico Salazar, lugar donde hace 2 años los sindicalistas rechazaban el resultado de las elecciones presidenciales, en primera instancia, se creía, o al menos así quería el gobierno que se creyera, de que iba a representar un acto de humillación contra el movimiento de oposición por parte de la Alianza (gobierno y el complejo industrial-comunicacional). Sin embargo, "para evitar enfrentamientos violentos" el gobierno decidió cambiar la fecha y lugar del acto. Con ello, el gobierno lo que realmente pretendía era continuar con la "campaña semántica" contra el movimiento de oposición, al existir la posibilidad de un enfrentamiento violento para impedir que se sancionara como ley al TLC, se cataloga a toda la lucha contra el TLC como actos de Rebelión. Más que la "Ceremonia de Humillación", el descalificar al movimiento era el objetivo de la Alianza.

No es de extrañar que las manifestaciones masivas, derecho político inalienable de libre expresión que posee todo ciudadano, se transformen en actos de "Rebelión", es decir "los que se alzaren en número de 10 o más para impedir la ejecución de leyes o de las resoluciones de los funcionarios públicos". A esta "campaña semántica" se ha unido un sector de la iglesia católica, que recuerda a la iglesia de Pío XII y su alianza con los nazis. En su artículo el presbítero Mauricio Víquez Lizano, cataloga a la oposición como

"quienes se han convertido en verdaderas amenazas para la estabilidad nacional a proceder, en lo sucesivo, más en clave de sentido común y menos en la actitud poco patriótica e irrespetuosa que muestran de modo constante y que les ha llevado a tomar poses, que, me atrevería a decirlo, casi colindan con las altas traiciones de que habla la historia"[3].

Este cambio semántico contra el movimiento contra el TLC en consonancia con el "auge" de la delincuencia a nivel nacional y su impunidad, como lo planteó el informe "la pirámide de la injusticia" de Juan Diego Castro, y las interminables noticias de sucesos que transmiten los medios de comunicación y las exageraciones de las noticias, como por ejemplo, catalogar el hallazgo de 5 cadáveres en Ciudad Nelly como una "masacre", tienen como objetivo primordial crear un clima general de inseguridad y de fin del Estado de Derecho. Con ello se validaría el discurso de la doctrina de seguridad nacional: "la inseguridad y el terrorismo no puede ser combatido por métodos civiles, se necesita mano dura, relegar el poder a una Dictadura de Seguridad Nacional, que limitará los derechos y garantías individuales y sociales, pero nos mantendrá seguro y vivos".

Se desprende de ello la ecuación del terror, propuesta por la Doctrina Casas-Sánchez:

Oposición = Delincuencia
+ Ley Antiterrorista
=
Delincuencia = Terrorismo
Por Tanto
=
Oposición = Terrorismo

Solución: Consolidación de una Dictadura de Seguridad Nacional

Por tanto, no sería de extrañar que la amenaza de bomba en la Asamblea Legislativa, haya sido realizada por los mismos aparatos de inteligencia y seguridad que responden exclusiva y únicamente a los hermanos Arias. Realizada esta maniobra el mismo día de la manifestación frente a la Asamblea, llegaría el turno de los medios de comunicación para relacionar ambos sucesos, y que el mensaje que llegara a la población en general sería "manifestantes amenazan con bombas", en última instancia: "Comités Patrióticos son células terroristas".

Este tipo de artimañas han sido utilizadas a lo largo de la historia por los gobiernos para justificar estados de excepción y eliminar a la oposición. El incendio del Reichtag en 1933 en la Alemania nazi, permitió que se aprobara una ley antiterrorista -la llamada ley del incendio del Reichtag- que le dio poderes plenipotenciarios a Hitler para realizar persecuciones sistemáticas contra los comunistas, en un primer momento. Los mismos atentados del 11 de septiembre de 2001 en EEUU provocó la aprobación del USA PATRIOT Act que le otorgó poderes plenipotenciarios al Ejecutivo estadounidense para crear un estado de excepción y de Guerra Permanente.

De estas lecciones de la historia, no sería extraño un atentado "terrorista" en la Asamblea Legislativa u otro lugar dentro del territorio nacional que justifique la necesidad de aprobar la ley antiterrorista para eliminar a la oposición. Hay que ser enfático en la gravedad de este tipo de leyes, debido al "cambio semántico" y legal que acarrean, pues se pasaría del principio liberal de nullum crimen sine lege (ningún crimen sin ley) a uno de nullum crimen sine poena (ningún crimen sin castigo), cualquier esencia neofascista NO es mera coincidencia. Este cambio del principio legal, le facilitaría el trámite para la "solución final a la cuestión de la oposición", sin trabas legales ni burocráticas y de forma preventiva.

Para mantener el Estado de Excepción, la Dictadura de Seguridad Nacional que se implantará en Costa Rica, hará creer, a través de los medios de comunicación aliados, de una constante amenaza, y que posibles ataques terroristas se darán en cualquier momento, por ejemplo la oleada de mareros hacia Costa Rica. Con ello, la Costa Rica temerosa, esa que fue la gran ganadora del referendo, le otorgará todos sus derechos al Ejecutivo, para que este les garantice su seguridad.

Se contempla un retorno al homo hominis lupus (El Hombre es el lobo del Hombre), un estado natural salvaje descrito por Hobbes, y con ello la necesidad de un nuevo pacto social que garantice la seguridad y tranquilidad de la temerosa población. Ese nuevo pacto social será la consolidación de la Tercera República.

Debe recordarse que los actos de corrupción eran el ingrediente necesario, no sólo para eliminar la competencia a la presidencia de Oscar Arias, sino para el desplome de la Segunda República en Costa Rica. Es simbólico que entre los imputados por corrupción se encontraran 2 de los hijos de los "padres de la patria", Figueres y Calderón, y además, se desprestigiara a 2 de las instituciones emblemas de la Segunda República, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que representan sectores medulares del TLC, El Seguro Social y las Telecomunicaciones.

Al final todo va adquiriendo sentido, se desprestigian ambas instituciones; se reestablece el régimen neo-oligárquico con la reelección presidencial; Se deslegitima la Segunda República; Se estrechan lazos estratégicos con las empresas de seguridad privada; se realiza un asalto a la democracia con el referendo para desmovilizar a la sociedad; Se criminaliza a toda la oposición; las instituciones ya desprestigiadas y catalogadas como ineficientes no pueden "competir" contra la empresa extranjera y con ello se da una privatización de los sectores que estas representaban; se denuncia el pináculo de la delincuencia, esta se vuelve insostenible; se dan atentados terroristas; se aprueba la ley antiterrorista que complementa al artículo 21.2 del TLC, Seguridad Esencial; Se declara estado de excepción permanente; consolidación de la Dictadura de Seguridad Nacional; iniciarán las persecuciones -y asesinatos- sistemáticos; se impone la Tercera República, un estado parcialmente militarista, es decir "La República del Miedo".

Por último, tras el referendo salen a relucir los vicios de la negociación del TLC, como las cartas paralelas, las mentiras de los medios, la venta de Atlas Eléctrica, entre muchos otros elementos que muestran como se engañó al pueblo costarricense. Sin embargo, hay algo que no se ha cuestionado como debería ser y es el aparato de seguridad que rodea al presidente, aparato que no es digno de un presidente "elegido democráticamente" en un país "pacífico y desmilitarizado". ¿Será acaso, que el presidente Arias sabe de antemano lo perjudicial que iba a ser el TLC? ¿A qué temerá por su vida el presidente, a un grupo de manifestantes que reclaman por sus derechos, o a algún grupo poderoso que ve afectados sus intereses?
Ante todo, es imperativo movilizar a la población contra la ley antiterrorista que se quiere imponer en Costa Rica y hacer un llamado internacional de denuncia sobre la situación nacional que es consecuencia de la crisis hegemónica de los EEUU, un intento desesperado por mantenerse como centro de poder, colocando dictaduras con esencia fascista en la región, como posibles aliados estratégicos ante la posibilidad de un conflicto contra Venezuela.
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[1] Editorial. "Extremistas contra democracia". La Nación. Opinión. Viernes 9 de noviembre de 2007. p. 34A. subrayado nuestro.
[2] Vargas, O. "País podría ser expulsado de red mundial antiterrorismo". La Nación. Sucesos. Lunes 22 de octubre de 2007. p. 14A.
[3] Víquez Lizano, M. "¿Insolencia ilustrada o sedición?". La Nación. Opinión. Viernes 9 de noviembre del 2007. p. 35A.

lunes, enero 28, 2008

RÉQUIEM AETERNAM DEO. Sobre la noción del dios occidental

"¿Será el hombre una equivocación de dios? ¿O dios una equivocación del hombre?"
Friedrich Nietzsche


Ser personal y superior al humano. El supremo existente, fundamento absoluto del mundo concebido como totalidad de los seres multiformes[1]. Miles de características le son atribuidas. Sobre “él” existen discursos oficiales y personales, por ello podría afirmar que dios fue hecho a imagen y semejanza de cada individuo y no del colectivo “humanidad”, sin embargo manipulado por las clases dominantes.

Si se realiza un análisis desde la antropología se puede comprobar que la idea de dios es de reciente formación, hace aproximadamente “unos 30.000 años dios aún no existía, pero la especie humana llevaba ya más de dos millones de años enfrentándose sola a su destino en un planeta inhóspito; sobreviviendo y muriendo en medio de la total indiferencia del universo. Unos 90.000 años atrás, una parte de la humanidad de entonces comenzó a albergar esperanzas acerca de una hipotética supervivencia después de la muerte, pero la idea de la posible existencia de algún dios parece que fue aún algo desconocido hasta hace 30 milenios y, en cualquier caso, su imagen, funciones y características fueron las de una mujer todopoderosa. La concepción de un dios masculino creador/controlador –tal como es imaginado aún por la humanidad actual- no comenzó a formalizarse hasta el III milenio adne. y no pudo implantarse definitivamente hasta el milenio siguiente (Rodríguez, 2002:5)

Desde de mi perspectiva el “Dios” –con mayúscula-, el ser-creador-padre, esa entidad voyeurista, no existe, y nunca existió, no hay prueba alguna –real o palpable- de su existencia, que no sea a través de la fe. Lo que ha existido en la historia reciente de la humanidad es el dios –con minúscula- conceptual, el dios-discurso, que en última instancia es manipulado por las clases dominantes (Con ello se cumple el principio de que dios no es conocimiento cierto o episteme, es doxa). Por ello, afirmo que la noción de dios es una “idea cínica divinizada”. Una idea totalizante, que no admite iguales, ni superiores a ella, elaborada por las clases dominantes para el control y la mayor acumulación de poder y riqueza.

A partir de este punto se puede encontrar en la noción de dios, un tipo de inversión epistémica. Como se apuntó anteriormente la idea de una entidad divina voyeurista es de reciente formación en la historia de la creación del universo, surge gracias al desarrollo del lenguaje que alcanzan las especies antropoides, sin ese desarrollo lingüístico es probable que nunca hubiera surgido la idea de un dios (terrible defecto de la comunicación). Con el pasar del tiempo la idea de dios llega a ser utilizada por las clases dominantes, y con ello se llega a afirmar que es dios el creador del universo y ello es indiscutible. Todo aquel que lo cuestione es personae non grata en este planeta[2].

“Dios es siempre el aliado de los dominadores. Cuando estos últimos, que siempre son personalidades reales, se ven expuestos a la crítica pueden apoyarse en Dios, en virtud de su irrealidad, se limita a desdeñar la crítica y con su autoridad confirma la autoridad de la clase dominante” (Fromm, 1984:21)

Por ejemplo, en sistemas capitalistas la religión es utilizada para “impedir la creación de una conciencia de clase en los obreros o en los campesinos… las instituciones religiosas son utilizadas… como se utiliza también el arte, la filosofía, y todos los aparatos ideológicos” (Houtart, 2006:75).

En última instancia el culto a ese dios desempeña una triple función: “para toda la humanidad, consuelo por las privaciones que impone la vida; para la gran mayoría de los hombres, estímulo para aceptar emocionalmente su situación de clase; y para la minoría dominante, alivio para los sentimientos de culpa causados por el sufrimiento de aquellos a quienes oprime” (Fromm, 1984: 26)

Analizando la noción de dios, nos encontramos con un “principio dicotómico”, la eterna lucha entre el bien y el mal, ambas ideas encarnadas en un dios todo bondad y su archienemigo, un demonio, que va a representar todo pecado, es decir, todo lo carnal, lo mundano, en última instancia, todo instinto natural de sobrevivencia. Dicotomía necesaria para resaltar la “descendencia divina” de los humanos, en especial de toda clase aristocrática, eliminando los rasgos animales que aun conserva la especie y que le serán atribuidas a toda sociedad “barbárica” no europeo/occidental y cristiana.

Nietzsche analiza ese principio dicotómico de la noción de “dios” en su libro el Anticristo, donde afirma que “un pueblo que conserva la fe en sí mismo, tiene también un dios que le pertenece. En ese dios admira y adora las condiciones que le han hecho triunfar, sus virtudes; proyecta la sensación del placer que se causa a sí mismo y el sentimiento de su poder, en un ser al que puede dar gracias por ello”. “el hombre esta agradecido consigo mismo y por eso necesita un dios que le pueda ayudar y dañar, que sea amigo y enemigo, a quien se admira en lo bueno y se respeta y teme en lo malo. Esto hace indeseable la castración antinatural de un dios, que lo convierte en dios del bien únicamente. Es necesario el dios malo complemento del dios bueno” (Aforismo XVI)… “El Dios bueno y el demonio son productos de la decadencia” (Aforismo XVII).

Es interesante la noción de Satán que plantea Antón Szandor LaVey en la Biblia Satánica, donde afirma que “Satán ha sido, con toda seguridad, el mejor amigo que la Iglesia jamás haya tenido, ya que él la ha mantenido en el negocio todos estos años. La falsa doctrina del Infierno y del Diablo ha permitido a las Iglesias protestantes y católicas prosperar durante demasiado tiempo. Sin un diablo al cual acusar, los religiosos no tendrían con qué amenazar y amedrentar a sus seguidores. A guisa de advertencia, dicen. Satán te guía a la tentación; Satán es el príncipe del mal; Satán es maligno, cruel, brutal… Si cedes a las tentaciones del diablo seguramente sufrirás condenación eterna y te asarás en el Infierno… (LaVey, 1969: 55)

El significado semántico de Satán que “es el de adversario u oposición o el de acusador. Satán representa oposición a todo las religiones que sirven para frustrar y condenar al hombre por sus instintos naturales. Le ha sido dado el papel de malo simplemente porque representa los aspectos carnales, terrenales, y mundanos de vida” (LaVey, 1969: 55)

Otro de los elementos que se encuentran en la noción del dios occidental, es la posibilidad de cuantificarlo (he aquí el fundamento cuantitativo de lo real). Desde la doxa que impera en la religión se afirma que “dios es real porque todo es creación suya”; “basta mirar a todos y todo para comprobar la existencia de dios”. Por ello se podría estudiar la noción de dios desde la teoría de los conjuntos, que también nos permite comprobar el fundamento dicotómico de la de dios. Dios es un conjunto absoluto; todo pertenece a ese conjunto. Se podría afirmar que el universo es un subconjunto del conjunto absoluto (El universo es creación de “Dios”, por ello le pertenece), este subconjunto posee elementos, que en última instancia pertenecen al conjunto absoluto -Los planetas, los seres vivos, las plantas, hasta los sentimientos, las acciones, todo ello son elementos del universo, en última instancia también pertenecen a dios-. Sin embargo esos elementos por ejemplo la belleza, lo bueno, etc, le serían atributos al conjunto absoluto dios, pero los elementos como la maldad, lo feo, “todo lo negativo” le será atribuido a un ser divino que es toda oposición, el demonio. Pero al ser dios un conjunto absoluto, totalizante, en última instancia, dios es Satán. Sin embargo, en las contradicciones lógicas de la noción de dios, es donde reside la fuerza –y la debilidad- de toda religión.

Tras realizarse la inversión epistémica por parte de las clases dominantes, y al separar la noción de dios de la noción del demonio y por último al cuantificar la noción de dios como un conjunto absoluto, es decir todos pertenecemos a él, la clase dominante desarrolla la primacía de la idea: Dios al ser el creador del todo, es por lo tanto, amo y señor de ello, no hay nadie sobre él, igual a él, o aspirante a ser como él. Él dicta sus mandamientos y sus prohibiciones a las clases dominantes, que se encuentran cerca de él, para que ellos lo divulguen a los desdichados súbditos. Por todo ello, podría afirmar que la voluntad de dios es la ambición de la clase dominante. “En el nombre de dios, de cualquier dios, se han hecho, hacen y harán las más gloriosas heroicidades, pero también las fechorías y masacres más atroces y execrables” (Rodríguez, 2002: 7).

A modo de conclusión, y que se encuentra a lo largo de este trabajo, es que la noción de dios no es más que un invento, una idea cínica divinizada, desarrollada por las clases dominantes para tener el control absoluto y mantenerse como casta privilegiada. Por ejemplo en la Alemania nazi, la iglesia evangélica hacia honor, en la declaración de Godesberg, en el punto primero, párrafo segundo, a “un orden querido por Dios y existente en el estado”. Exhortaba a sus miembros a “prestar servicio fiel a ese orden y les llama a que se inserten en total entrega en la obra de construcción política y nacional de Führer” (Abendroth, 1973:151). Es por lo tanto, parte de una estructura panóptica que busca el sometimiento de todos hacia una minoría que dentro de los dogmas que ella misma crea busca el alivio del sufrimiento que ella misma provoca.

“¿Qué son estas iglesias sino las tumbas y los monumentos funerarios de Dios?”
Friedrich Nietzsche

Referencias

Abendroth, W. 1973. Sociedad Antagónica y Democracia Política. Barcelona: Colección “Teoría y Realidad” Ediciones Grijalbo.

Fromm, E. 1984. El Dogma de Cristo. Trad. Steenks, G. Barcelona: Ediciones Paidós.

Houtart, F. 2006. Sociología de la Religión. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.

LaVey, A. 1969. The Satanic Bible. New York: Avon Books.

Nietzsche, F. 1999. El Anticristo. Trad. Eidelstein, E. Barcelona: Edicomunicación.

Rodríguez, P. 2002. Dios Nació Mujer. 4ª ed. Barcelona: Ediciones B.
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[1] Enciclopedia Textual Permanente Salvat. 1997. Multimedia. Salvat Editores.
[2] Es interesante la cita de Stepehen Hawking que realiza Pepe Rodríguez en su libro Dios Nació Mujer, en la que recuerda “una afirmación lanzada por el papa Juan Pablo II, ante una reunión de cosmólogos, cuando conminó a estudiar la evolución del universo después del Big Bang, pero sin entrar a investigar en el mismo Big Bang ya que ése era el momento de la Creación y, por tanto, tarea de dios –objeto de la teología, no de la ciencia-“. “A lo que Rodríguez concluye que si el big Bang realiza el trabajo creador de dios, éste pierde todo su sentido y función, es decir deja de existir científicamente” (2000: 11)