martes, octubre 23, 2007

El Asalto a la Democracia

Si el referendo hubiera sido un mecanismo que abría la posibilidad para el cambio, nunca habría sido utilizado. Fue simplemente una estrategia para deslegitimar al movimiento social que surgió entorno al rechazo del Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Centroamérica y República Dominicana (TLC).

Ante la gran manifestación del 26 de febrero de 2007, la oligarquía contemplaba -con horror- lo que tanto se temía, y que, en el resto de los países firmantes del TLC, al aprobarse este a toque de tambor, no se logró dar con la magnitud que sí se dio en Costa Rica: la movilización de la sociedad.

La plutocracia
[1] se encontraba sitiada por el surgimiento de esa idea política que tanto temen las oligarquías, la democracia. Ante esta amenaza el régimen de los Arias y el complejo industrial-comunicacional (“la Alianza”) optó por realizar una inversión ideológica, una trasgresión del lenguaje, apropiarse del término “democracia” para acabar, paradójicamente, con todo lo democrático.

El referendo es la viva representación de esa trasgresión del lenguaje. Antes de la manifestación del 26 de febrero, el régimen de los Arias se opuso rotundamente a la posibilidad de llevar el TLC a consulta popular. Si se presentaba como una conquista popular, el referendo iba a representar un duro golpe por parte del pueblo hacia el poder del Gobierno.

Tras la manifestación, el gobierno presentó al referendo, no como conquista popular, sino como concesión del poder. Es decir, rechaza la opción democrática del pueblo a determinar el futuro del TLC, y por el contrario, presenta un referendo que dotaría al régimen de los Arias de legitimación, nacional e internacional, y como objetivo principal la desmovilización de la sociedad. Con ello, se cubría con el manto de la democracia a la dictadura de los Arias, se consolida lo que he dado en llamar, la “dictadura democrática”.

La Dictadura Democrática

El 3 de setiembre del 2005 cuando era candidato Arias declaró a la Prensa Libre: “las reformas importantes como el Plan Fiscal y el TLC no avanzan. Bajo esa premisa, creo que es mejor evitar el caos y la anarquía y promover la tiranía en la democracia, es decir, un mandato claro, con un líder que sabe qué es lo quiere y quiénes le pueden ayudar a conseguirlo”
[2].

Calza perfectamente el título de Dictadura Democrática al régimen de los hermanos Arias, que culmina con el proceso de oligarquización descrita por Saxe Fernández desde 1995. De ahí que, la aprobación de la reelección presidencial abre “las puertas para una nueva ronda del clásico caudillismo y, con ello, la posibilidad del tipo de crisis políticas ya superadas en 1948”
[3]. Producto de la aprobación de la reelección, “la oligarquía se asienta en el poder con una de las peores de sus tradiciones políticas”[4]. Dictadura en cuanto, gobierno de/por/para pocos, asalta al poder mediante un golpe técnico de Estado: la reelección presidencial. “La prohibición a la reelección presidencial fue establecida para impedir la formación de oligarquías. La vigencia de la reelección también señala la oficialidad del régimen neo oligárquico”[5].

Tras abrirse la posibilidad de la reelección presidencial para garantizar la implementación del TLC y el sostenimiento de la oligarquía nacional en el poder, resulta interesante como aparece el fantasma de la corrupción. No podemos afirmar que los Arias, estuvieron detrás de toda esa cacería de brujas que se dio en el país por los actos de corrupción, pero sí que se beneficiaron de esa cacería, pues significó la eliminación de posibles candidatos presidenciales, ahora con la posibilidad de la reelección. Los medios de comunicación se encargaron de todo el espectáculo, no sería de extrañar que existiera cierta injerencia, de una “quinta columna” extranjera en las investigaciones. Se llegó a presentar a Arias y a su gabinete, como los incorruptibles, lo mejor del país. Él, premio Nobel de la paz, no defraudaría a Costa Rica; él era el capitán que ocupaba este barco que se encontraba a la deriva.

Sin embargo, quedaba un contrincante, Ottón Solís. Cómo deslegitimar a este candidato pregonador de ética: promoviendo la elección de su hermano, Alex Solís, al cargo de Contralor de la República. Una vez nombrado en el puesto, era hora de sacar todos los “trapos sucios” que se relacionaran con Ottón Solís. Tal artimaña no funcionó a cabalidad, pero de igual forma, Oscar Arias obtuvo su preciada reelección presidencial, con un Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) que hizo de oídos sordos ante las denuncias de posible fraude, y con ello se instauró la dictadura de los Arias.

Esta dictadura se autoproclamará como “esencial” para alcanzar el “desarrollo” del país. Sus políticas serán dogmas que deberán ser acatados al pie de la letra. Producto de ello, y en relación al tratado de libre comercio, la oligarquía costarricense padece de “TLCfilia”
[6]. Sin embargo, para mantener un bajo perfil internacional, acorde a los “estándares” estadounidenses, esta dictadura se presentará como “democrática”. Ellos, el gobierno, creen en la democracia, por eso, los opositores al TLC, pueden manifestarse “libremente”, eso sí, manifestaciones pacíficas, promovidas y garantizadas por el mismo gobierno, y NO, por los manifestantes. Por tanto, Costa Rica es “Democrática”. La represión policial, la censura a la opinión pública contraria al TLC, la criminalización al movimiento estudiantil universitario, son cuentos chinos, pura fantasmagoría.

En este punto es importante tener presente la explicación de Marcuse a las trasgresiones del lenguaje. “Nombres como «libertad», «igualdad», «democracia» y «paz» implican, analíticamente un grupo específico de atributos que se presentan inevitablemente cuando el nombre se escribe o se menciona (…) las trasgresiones del lenguaje más allá de la cerrada estructura analítica se convierten en incorrecciones o en propaganda (…) en este mundo del lenguaje público, el lenguaje se mueve mediante sinónimos o tautologías; en realidad, nunca avanza hacia la diferencia cualitativa”
[7].

El objetivo de esta trasgresión al lenguaje es la de hacer inmune a la contradicción a todo el discurso de dominación. En el “universo del discurso en el que los opuestos se reconcilian tiene una firme base para tal unificación: su provechosa destructividad”
[8]. Por tanto, y como se mencionó anteriormente, el uso y abuso por parte de la Administración Bush, y uno de sus aliados inmediato, el régimen de Arias, de palabras como democracia, tienen como fin último, la eliminación de todo lo “democrático”.

“La soga al cuello”

Consolidada la “dictadura democrática”, era necesario un proyecto que deslegitimara a toda la oposición, se recurre, para ello, al referendo como concesión del poder. Todo el discurso oficial, antes, durante y después del referendo, iba a estar marcada por el respeto a la decisión que se tomara en las urnas. Junto a ello, el “respeto” a las instituciones democráticas, que se tuviera una fe ciega a la “pureza” de las mismas y a los “incorruptibles” de sus miembros. Ese era el principal mecanismo para atar, deslegitimar y desmovilizar al movimiento patriótico contra el TLC.

Al finalizar el debate transmitido por Teletica, el 30 de septiembre de 2007, los representantes de la Alianza, con una perspicacia maquiavélica, incitaron a los representantes del movimiento contra el TLC ha firmar un documento en el cual se comprometían a respetar el resultado del referendo. Sin lugar a dudas, ya todo estaba listo para asfixiar al movimiento contra el TLC.
Tras el referendo -incluso el mismo día del referendo-, se puso en práctica, con gran intensidad, esa artimaña de la Alianza. Si recurrimos al diario La Nación, viva representación del Völkischer Beobachter[9], vamos a encontrar esta artimaña.

En el temido día 8 de octubre, el editorial de este diario, apuntaba que “el gran vencedor de este primer referendo en nuestro país ha sido el Tribunal Supremo de Elecciones (…) En todos estos acontecimientos, siempre complejos, emotivos y riesgosos, por tantos intereses en juego, los magistrados y el resto de los funcionarios del TSE han actuado con probidad, dominio de la materia y prudencia”. Y contra los llamados a la parcialidad de las instituciones por parte de la oposición, el editorial continúa: “esta descalificación sistemática, sin base alguna, ha dejado huella en algún sector del país, máxime cuando han participado en ellas dirigentes políticos conocidos. En todos los casos, el TSE ha sabido responder con altura y objetividad”
[10].

La deslegitimación radical o abusiva, se encontrará en días posteriores, en dónde algunos parecen haber tomado el memorando de Kevin Casas y Fernando Sánchez como marco teórico, o dogma, en sus escritos, afirmando que “si pasado este estresante episodio no reflexionamos, el país podría girar a la izquierda en próximos sufragios populares, al ritmo de Venezuela o Nicaragua”
[11].

Y otros, cegados por el pensamiento único, cargados de rabietas infantiles, reproduciendo discursos prefabricados, y atribuyéndole a la democracia características neoliberales, como la competencia, ¿Acaso es que en la democracia, se da una lucha a muerte entre las partes? Si esto fuera así, la Alianza demostró que es incompetente y ante el “ejercicio democrático” solo se demostró su debilidad. Por ello argumentos como “ya basta de tanta arrogancia y de seguir lanzando cargos a la institucionalidad democrática de Costa Rica. Si no les gusta someterse a los postulados y principios democráticos, pueden abstenerse de participar o bien irse para Cuba o para Venezuela, a lo mejor en esos sistemas políticos encuentran lo que quieren, pero dejen de estar mancillando la honorabilidad del Tribunal Supremo de Elecciones y de otras instituciones del país, y mucho menos arremeter contra la prensa”
[12], no son más que discursos sin fundamentos, repleto de frustraciones, y cae sencillamente en la categoría de berrinche.

Ante el llamado a “una nueva página” o mejor dicho a dejar en el olvido todas las marañas políticas de la Alianza, a que no se desarrolle una conciencia histórica en la sociedad costarricense, el editorial vuelve a cubrir con el manto de la democracia al caudillo Arias y como el adalid de la unión de la sociedad, y deslegitimar al movimiento contra el TLC, afirmando que “su acción parece encaminada a usar cualquier artilugio o maniobra para mantener, por el tiempo que les sea posible, un ambiente de incertidumbre en el país”
[13].

Ante todo, el complejo industrial-comunicacional se ha encargado no sólo de tratar de destruir la memoria histórica social, sino que, se ha encargado de monstrificar a la oposición, nuevamente utilizando el memorando, lo que de ahora en adelante deberíamos llamar “la Doctrina Casas-Sánchez” o la materia, forma y poder de una “República del miedo”.

La Lucha contra el Monstruo: la oposición.

El movimiento contra el TLC ha sido monstrificado, siguiente paso para acabar con la oposición. La democracia fue asaltada y ultrajada. El resultado del referendo cumple su objetivo, legitimar la puesta en práctica del TLC y con ello la consolidación de Costa Rica como Estado-Colonia y la búsqueda de la desmovilización social.

Sin embargo, el referendo traía consigo un resultado paralelo y totalmente contrario a lo que se difundió en los medios. La consolidación y la fortaleza de un movimiento popular variopinto en contra del TLC. Un movimiento nunca antes visto en el país. Y por otro lado, una oligarquía debilitada, deslegitimada, y que dejó en evidencia el verdadero rostro del gobierno Arias: una dictadura.

Una dictadura que no le queda otra opción que degenerar en una de seguridad nacional. Aquel tipo de regimenes que imperó en América Latina en tiempos de Guerra Fría, implantadas y sostenidas por el gobierno de Estados Unidos para contener a los movimientos populares y al comunismo que aparecían en la región, y coartaban la posibilidad a EE.UU. de explotar los recursos naturales y humanos que le permitiesen mantener su rol en el sistema internacional.

Al estar en crisis al régimen de los Arias deberá recurrir a la violencia, como respuesta a la movilidad social. Para ello, y como último paso para acabar con la oposición, el régimen se dedicará a criminalizar al movimiento, a convertirnos en terroristas. Con ello, al ser declarados como tales, perdemos nuestra condición de humanos, en términos orwellianos, pasamos a ser nopersonas, es decir, individuos sin derechos humanos algunos, que más pronto o más tarde serán exterminados.

En reiteradas ocasiones advertí sobre el peligro de la cláusula de seguridad esencial presente en el TLC (artículo 21.2). Esta cláusula, dista de las cláusulas de seguridad nacional presente en Tratados anteriores, por que de él se suprime las obligaciones contraídas en la Carta de Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz y seguridad internacional, dejando un portillo legal para la militarización en el territorio nacional, además de las persecuciones sistemáticas contra grupos de personas que se manifiesten en contra de las políticas estadounidenses de control y explotación de recursos naturales y humanos.

Con ello, EE.UU., o cualquier gobierno de un Estado parte del CAFTA-DR, podrían alegar, por ejemplo, que los movimientos de oposición atentan contra la “seguridad esencial”, legitimando así persecuciones como las que se realizan en los EE.UU., al amparo del USA Patriot Act, donde, personas han sido arrestadas y juzgadas como “terroristas”, sin prueba alguna en tribunales militares y posteriormente enviados a campos de concentración como Guantánamo
[14].

Este tipo de persecuciones políticas fueron practicadas por el régimen nazi en Alemania, mediante la creación de los campos de concentración que al inicio tenían un carácter de prisión preventiva para los presos políticos, comunistas principalmente y después judíos. Actualmente, se contempla en EE.UU., las persecuciones que viven la comunidad árabe y mulsumana, además de toda aquella persona que muestre indicios de oposición al gobierno de Bush.

La validación de este argumento lo encontramos en El Salvador, dónde el 21 de septiembre de 2006, se aprueba por parte de la Asamblea Legislativa la “Ley Especial Contra Actos de Terrorismo”
[15], que presenta la misma ambigüedad que el USA Patriot Act: no hay una definición clara de terrorismo. De ahí que, uno de los puntos manifestados por los defensores de Derechos Humanos en el Salvador, es que con esta ambigüedad “cualquier conducta que provoque inseguridad, intranquilidad, alarma, temor o zozobra en las personas, podría ser considerada como terrorismo”[16].

El Salvador es uno de los primeros países del CAFTA-DR - después de EE.UU.- en consolidar el marco jurídico-político para la represión de los movimientos sociales que se oponen a las políticas revisionistas estadounidenses para el control y la explotación de recursos estratégicos.

En el contexto de esta ley anti-terrorista en El Salvador, se han creado “listas negras” por parte de la Policía Nacional Civil (PNC), “lista que es compartida con los agentes Estadounidenses que son los instructores en la Academia Internacional de Policía (ILEA) y con el Organismo de Inteligencia del Estado (OIE) en San Salvador. Esta lista es compartida con otras agencias como el FBI y con militares en la base militar de Comalapa, así como con los agentes dentro de la Embajada estadounidense en la Colonia Santa Elena; en esta misma lista se encuentran jóvenes estudiantes de organizaciones de la Universidad Nacional y líderes de derechos humanos, así como del sector religioso, campesino y obrero”
[17].

No es de extrañar, que si como planteo a la cláusula de seguridad esencial como la internacionalización del USA Patriot Act, esa viva representación de la Ley del Incendio del Reichtag, que le otorgó poderes plenipotenciarios a Hitler, se le exija a Costa Rica que debe implementar una ley anti-terrorista, tomando como modelo la estadounidense, para acabar con cualquier obstáculo a las políticas imperiales de EE.UU.

Es importante tener presente que a nivel internacional no existe una definición clara del espectro del terrorismo. Por el contrario, las definiciones oficiales existentes presentan ambigüedades que posibilitan la escogencia dedocrática de quien es terrorista o no. Es preocupante, por ello, las declaraciones del criminólogo y exjefe de la Unidad Negociadora de Rehenes del OIJ, Gerardo Castaing, quien afirmó que “son necesarios cambios semánticos en el Código Penal y no necesariamente una reforma”
[18], por que, precisamente, son esos cambios semánticos los que abren los portillos para catalogar a cualquier persona, o grupo de ellas, como es el caso de los Comités Patrióticos, como células terroristas.

Esta campaña de criminalización de la oposición, es encabezada por el diario La Nación, que se ha dedicado a revitalizar el macartismo de guerra fría, tachando a los miembros de la oposición de comunistas, de militantes de izquierda radical, asociando al movimiento contra el TLC a grupúsculos patrocinados por “temibles” dictaduras foráneas. No es de extrañar, por que no podemos creer en las casualidades de la vida, que bajo el artículo en el que se le exige a Costa Rica pasar la ley antiterrorista, se encuentre un artículo titulado “célula de izquierda golpeó al país en 1981”.

Si se aprueba esta ley antiterrorista, el gobierno podrá declararnos como terroristas por oponernos a la implementación de las políticas de vasallaje, y con ello, iniciará, el exterminio sistemático de campesinos, estudiantes universitarios, sindicalistas, homosexuales, intelectuales, amas de casa, sacerdotes, feministas, en fin, cualquier persona que se atreva a decir NO.
Es ante esa amenaza, ante ese asalto a la democracia, a la libertad y a la vida misma, que la sociedad, ya movilizada, debe mantenerse unida e impedir a toda costa la aplicación de dichas políticas. La unión del movimiento es el verdadero triunfo, ya que el referendo nos mostró la vigencia de una Dictadura de Seguridad Nacional en Costa Rica al mejor estilo de los gobiernos títeres nazis.
_____________________________________________
[1] El gobierno de los ricos.
[2] Fonseca, E. “Gobierno aspira a la tiranía en la democracia”. Comunicado de Prensa del Partido Acción Ciudadana (PAC). Martes 26 de septiembre de 2006. Se puede leer en los boletines del ANEP: http://www.anep.or.cr/boletin/ (subrayado de la autora)
[3] Saxe Fernández, E. 1995. Mama Chepa: Presidenta y Reina de Costa Rica. Heredia: Impresiones Alejandrinas. P. 4.
[4] Saxe Fernández, E. 2005. Colapso Mundial y Guerra. San José: Editorial Amo al Sur. P. 316.
[5] Ibíd.
[6] He llamado TLCfilia a ese apoyo incondicional por parte de diferentes grupos hacia el TLC. Pero no es cualquier apoyo, pues ha llegado a niveles casi patológicos sorprendentes. Han desarrollado prácticamente un culto al TLC, tan idéntico -y enfermo- a los dogmas religiosos, de NO discusión sobre el tema, la descalificación (aún no se a llegado a un tipo de Inquisición, en la cual se eliminan a los opositores al dogma), la degradación y censura de todos aquellos que ven en el TLC no como un mecanismo para el desarrollo de los países de la región, sino como una viva representación del imperialismo económico.
[7] Marcuse, H. 1972. El Hombre Unidimensional. 9ª ed. Trad. Elorza, A. Barcelona: Editorial Seix Barral. P. 118.
[8] Marcuse, H. Op. Cit. P. 119.
[9] Periódico del partido nazi, que durante el Tercer Reich se convirtió en el principal diario de Alemania y en la publicación semioficial del régimen de Hitler
[10] Editorial. “TSE: confianza y prestigio”. La Nación. Opinión. Lunes 8 de octubre de 2007. p. 38A
[11] Picado León, J. “Cómo se distribuirá la riqueza”. La Nación. Opinión. Martes 9 de octubre de 2007. p. 33A. subrayado nuestro.
[12] Miranda Sandí, M. “Hay que saber perder”. La Nación. Opinión. Martes 9 de octubre de 2007. p. 33A.
[13] Editorial. “Una nueva página”. La Nación. Opinión. Martes 9 de octubre de 2007. p. 32A. subrayado nuestro.
[14] Sobre el espionaje de las telecomunicaciones véase el libro de Nacho García Mostazo, “libertad vigilada. El espionaje de las comunicaciones”.
[15] Para mayor información: http://boell-latinoamerica.org/download_es/Ley_Antiterrorista_El_Salvador.pdf
[16]Adital. “Ley provoca rechazo”. 26 de septiembre de 2006. En el sitio web: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=24606
[17] Flores, F. Aplicarán ley anti-terrorista a vendedores ambulantes en El Salvador. 4 de junio de 2007. En el sitio web: http://chichicaste.blogcindario.com/2007/06/00405-aplicaran-ley-antiterrorista-a-vendedores-ambulantes-en-el-salvador.html
[18] Vargas, O. “País podría ser expulsado de red mundial antiterrorismo”. La Nación. Sucesos. Lunes 22 de octubre de 2007. p. 14A. subrayado nuestro.

miércoles, octubre 10, 2007

La República del Miedo




El miedo fue el mecanismo predilecto del régimen de Arias en conjunto al complejo industrial-comunicacional para obtener el apoyo necesario en el referéndum para pasar el Tratado de Libre Comercio (TLC). En último momento, violentando la tregua política impuesta por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), presentando a través de los medios de comunicación, noticias que tenían como objetivo infundir el miedo en la población al afirmarse que el TLC no iba a ser renegociado.

Esta práctica utilizada por el régimen de los Arias, a pocas horas del referendo, tenía como objetivo cambiar la posición de muchos votantes. Práctica comparable a la utilizada en EE.UU. para la reelección de George W. Bush, donde una semana antes, Osama Bin Laden, volvió a aparecer en las pantallas de televisión, con el propósito de infundir el miedo necesario para garantizarle a Bush su reelección.

El resultado del referendo, del pasado domingo 7 de octubre, mostró la debilidad de una oligarquía incapaz de evitar la movilización social contra acuerdos leoninos como lo es el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y EE.UU. Ante el movimiento social contra el TLC, incomparable con cualquier otro en la historia costarricense, la “Alianza por el Sí”, formada por el régimen de los Arias y el complejo industrial-comunicacional debió recurrir al terrorismo de Estado, al chantaje y la corrupción para pasar el TLC. Fue el miedo el que prevaleció en la campaña de la “Alianza”.

La reacción de la oligarquía ante el memorando, redactado por el ex vicepresidente de la república y ministro de planificación, Kevin Casas, y el diputado oficialista Fernando Sánchez, fue el de una posición de denuncia y deslegitimación, con el argumento de que el texto de dicho memorando, que incitaba a la utilización del terrorismo de Estado, el chantaje y la corrupción, no fue acogido para la campaña política a favor del TLC.

Sin embargo, sí se analiza toda la propaganda, las noticias y las opiniones emitidas por/desde el complejo industrial-comunicacional y el régimen de los Arias, se va a encontrar la implementación de dicho documento, punto por punto.

A escasos 2 días del referendo, la “Alianza” sacó a relucir toda su artillería propagandística, pese a que el proselitismo político fue prohibido por el TSE, cuya esencia era el infundir miedo a la población costarricense sí no se aprobaba el TLC.

La pérdida de empleos, la no renegociación del TLC emitida por una funcionaria de segunda categoría de la Administración Bush, las lesiones a la institucionalidad democrática del país, el surgimiento de un partido de “izquierda radical” en el país, fueron parte de los miedos infundidos por la “Alianza” ante el posible triunfo del movimiento contra el TLC.

Esta práctica de infundir miedo y de deslegitimación lo encontramos en el diario conservador La Nación, el mismo día del referendo. En la editorial de ese día se afirmó que “la situación será más grave para las instituciones si llegara a triunfar el NO. Tal cosa implicaría precisamente una ganancia de poder para los sectores antidemocráticos, reforzaría a sus dirigentes más duros, aumentaría la dispersión política del país, complicaría aún más la toma de decisiones en la Asamblea Legislativa y, por ello, reduciría peligrosamente los márgenes de gobernabilidad y estabilidad. Un triunfo del SÍ, en cambio, frenará, o al menos quitará ímpetu, a los sectores políticos más duros, reforzará a los moderados y aumentará sustancialmente la capacidad de negociación y decisión a nuestras instituciones democráticas[1].

Resulta indispensable traer a colación el texto del memorando[2], en el apartado de “estimular el miedo: ii) miedo al ataque a las instituciones democráticas, se afirma que “es crucial convertir al Sí en equivalente con la democracia y la institucionalidad (…) y al NO en equivalente de la violencia y la deslealtad con la democracia” (p. 4); en el punto iv) miedo al efecto de un triunfo del NO sobre el Gobierno, se sostiene que “un triunfo del NO en el referéndum, dejará al Gobierno en una posición precaria, con su efectividad totalmente reducida, y al país en una situación de ingobernabilidad”(p. 4). De forma cínica los autores continúan, “esa conexión hay que inducirla. Este es un argumento que puede que solo funcione para ciertos sectores, pero puede ser muy efectivo sembrando la duda” (p. 4-5).

Continuando en la sección de opinión nos encontramos artículos en los cuales se expresa que “variar ese rumbo que fijó don Braulio Carrillo, Ricardo Jiménez, Cleto González necesita contrapropuesta; y la gran pregunta es: ¿hay contrapropuesta? ¿Será que Albino Vargas no nos la ha dicho y sí la tiene? ¿O esperamos que Ottón (Solís) nos la revele pronto? ¿O es el camino de Fidel Castro y Hugo Chávez? (…) ¿O será que Albino, Merino, Carazo y todos los suyos abrirán un Intel propio, a base de sus recursos económicos y conocimientos?[3].

En otro artículo, en la cual la autora cae en el mismo error que ella crítica, “salir con un domingo siete”, se afirma que “nos creemos inmunes, aquí no ocurre nada, algunos dicen, incluso, que estamos bendecidos. No es un juego, la cuestión no es si se aprueba un TLC, es si Costa Rica vira a la izquierda y se une al movimiento bolivariano que ya tiene a Bolivia, Nicaragua, Cuba y Ecuador[4].

Retomemos el memorando, donde se planteaba que “hay tres preguntas que debemos sembrar en la mente de la gente, que pueden hacer que les tiemble el dedo si están pensando votar por el NO[5]: 1) ¿Están dispuestos a poner en riesgo la estabilidad económica, que casi todo mundo reconoce como un logro del gobierno? 3) ¿Han pensado quién va a mandar en el país si gana el NO? (Respuestas inducida para la pregunta: van a mandar Albino, Merino, Carazo, etc.)” (p. 5). Además en el campo de estimular el miedo a la injerencia extranjera en el NO, el memorando sostiene que “hay que restregar por todas partes la conexión del NO con Fidel, Chávez y Ortega, en términos bastante estridentes. Es posible que este tipo de campaña pueda incomodar a alguna gente, pero es casi seguro de que puede tener un impacto considerable entre la gente más sencilla, que es donde tenemos los problemas más serios” (p. 4).

De lo anterior se constata la recurrencia de la “Alianza” al memorando, el cual rechazaron hipócritamente, pero que utilizaron -y utilizarán- en toda la campaña política y en este proceso de transformación que vive Costa Rica.

Otro elemento utilizado por la “Alianza” es la monstrificación de la oposición, y su posterior criminalización. En el memorando se plantea la necesidad de convertir al NO en equivalente de la violencia. Esta monstrificación/criminalización se encontrará en gran parte de la retórica de la “Alianza”.

Retomando el ejercicio realizado más arriba, con el mismo diario y del mismo día, encontraremos esa deslegitimación de la oposición. En el editorial se sostiene que en el movimiento contra el TLC “se han llegado a imponer los sectores más extremistas[6] y con el gane del NO implicaría “una ganancia de poder para los sectores antidemocráticos[7]. En otro artículo se compara a las personas opositoras al TLC con personajes históricos culpables de exterminios sistemáticos como es el caso de Torquemada. Se censura a la oposición al afirmarse que “la búsqueda de riqueza no suele ser heroica y es comprensible que quienes aspiran a construir un mundo mejor desconfíen de los que ostentan o buscan poder económico. Pero, cuando ese idealismo predica una pureza que es posible solo en el aislamiento y mediante la restricción de la libertad, degenera en un fanatismo más peligroso que la mera codicia[8]. Y como no todo sucede por casualidades de la vida, junto a este artículo, el Torquemada actual es bautizado, en un afán de monstrificarlo se afirma que “ese sacerdote -Ignacio Trejos- mandaría a quemar de nuevo a Galileo”.[9]

No puede quedarse sin dar el golpe de gracia, Oscar Arias, adalid de criminalizar al otro, la oposición, sostiene que “hoy nos toca responder con serenidad a la violencia, con perdón al insulto, y con verdad a la mentira. Les pido que, ante los llamados a la desobediencia o al disturbio sociales de unos cuantos, respondamos con toda la fuerza de lo mejor que tenemos en Costa Rica: la tolerancia, el respeto mutuo y la paz”[10].

Queda demostrado como se consolidó una “República del Miedo” tras el referendo. Una campaña excesivamente fundamentada en el miedo, en la criminalización del otro, el intelectual, el sindicalista, el estudiante, el campesino, el homosexual, la feminista, la ama de casa, en fin, la oposición multicolor que se enfrentó a toda la maquinaria represiva de un Estado que degenera en uno de carácter “fascista simpático”[11]. Además una campaña excesivamente cara, y por que no, inhumana. Debe censurarse éticamente a la “Alianza” por esta campaña que costó aproximado de 800 millones de colones en un país donde existe una pobreza estructural de 25% o más, personas que prácticamente no tienen el dinero suficiente para alimentarse día a día.

Se nos presentó en el referendo y en la campaña política previa a este, las verdaderas consignas de la “Alianza”: ¡La Ignorancia es la Fuerza! ¡La Libertad es la Esclavitud! Y no sería de extrañar que en determinado momento nos digan ¡La Guerra es la Paz!

Sin embargo, con este referendo se mostró la debilidad de la oligarquía nacional, que asalta al poder por medio de un golpe técnico de Estado, y ello le ha costado caro. Ese costo se reflejó a lo largo de toda la campaña política para el referendo: una formidable oposición.

La capacidad de movilización y de unión contra el TLC, debe ser el objetivo del movimiento. Unificar y movilizar más a la sociedad, impedir la implementación de políticas que beneficien a unos pocos, y mantenerse alerta ante la inminente transformación del régimen de los Arias en una dictadura de seguridad nacional, producto de su incapacidad para mantenerse en el poder e imponer sus políticas, debe ser lo que persiga este movimiento.

Por ello, el resultado del referendo, no debe ser visto como una derrota para este movimiento social, sino como una llamada a la unión y a la necesidad de mantenernos activos, que serán el verdadero triunfo. Si bien, se debe respetar la institucionalidad del país, sí es necesario reformular la misma, para evitar la intromisión excesiva de la oligarquía en el proceso electoral. Por ello es de vital importancia, hacer uso del derecho más democrático que tenemos: La libertad de Expresión.
Por que cuando la clase dominante busque la racionalización y la legitimación de políticas leoninas, es cuando debe existir un movimiento, unido y fuerte, que demuestre lo irracional e ilegitimo de dichas políticas.

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[1] Editorial. “Por un voto conciente”. La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 32A. subrayado nuestro.
[2] El subrayado en el texto del memorando, en adelante, será nuestro.
[3] Picado León, J. “Generación retrógrada y miope”. La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 33A. subrayado nuestro.
[4] González, L. “Domingo siete”. La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 33A. subrayado nuestro.
[5] Para efectos comparativos, sólo cito y utilizo la pregunta 1 y 3, planteadas en el memorando.
[6] Ibíd. Subrayado nuestro.
[7] Ibíd. Subrayado nuestro.
[8] Jenkins, A. “Dios y el dinero”. La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 33A. subrayado nuestro.
[9] González, L. Loc. Cit.
[10] Arias, O. “Diputados por un día”. La Nación. Opinión. Domingo 7 de octubre de 2007. p. 34A. subrayado nuestro.
[11] Fascista simpático en cuanto estado policial y no de carácter militar.