jueves, agosto 18, 2011

"Vamos a quemar la conferencia episcopal"


¿Desde cuando la iglesia católica teme al fuego? ¡Ah!, claro, desde que dejaron de ser ellos los que quemaban... Desde que perdió el monopolio de la hoguera, esta institución no hace más que quejarse y victimizarse por cualquier crítica que se les haga. Y cómo no van a quejarse, si antes no tenían que escuchar crítica alguna, bastaba con rostizarla o torturarla para “enderezar” así a las desviadas gentes que habían perdido el rumbo y se habían alejado de los caminos acríticos “del señor”.

La iglesia está indignada, gentes “inescrupulosas” compraron una réplica barata de la piedra y le colocaron harapos de papel. Una verdadera atrocidad si tenemos en cuenta que es una piedra a la que se viste con finos encajes y vestidos de oro, todo hecho a la medida. Semejante atropello a la piedra es imperdonable, fue como vestirla con ropa americana, y eso es lo peor que le pueden hacer a una piedra tan exclusiva como esa. Pero la iglesia se desquitará, no perdonará semejante insulto. No se extrañen que el próximo año el agua bendita contenga más materia fecal que de costumbre.

Pero no veo la indignación de la iglesia por el millonario viaje del capo-dictador del vaticano al Reino Unido. Eso no les parece atroz, más bien les resulta algo justo y necesario. Las gentes hambrientas del mundo pueden esperar unos días más su ración de comida, pero el papa no puede esperar para propagar sus sandeces. ¡No! El sistema capitalista requiere de sus servicios, necesita con urgencia que se les llene la cabeza a la gente de vidas transmundanas, mejores que ésta, para que nadie proteste y deseen, abiertamente, su propia muerte.

La iglesia “del pueblo” se olvida que éste tiene hambre y derechos. Se olvida que las mujeres no necesitan pudor ni recato, sino respeto. Ellas no necesitan que un necio cargado con complejos ocultos bajo una sotana venga a medirles el largo de la enagua o que les diga con quién o quiénes, cómo, cuándo y dónde disfrutar de su sexualidad plenamente. No necesitan ellas que se les petrifique para así poder exigir derechos y respeto.

Lo peor de lo esgrimido por esta institución es el autoproclamarse “experta en humanidad”, pero basta ver su “currículum” para notar su amplia experiencia, veamos unos pocos ejemplos:
  • Responsables de uno de los peores epistemicidios de la historia, así como el peor genocidio registrado en estas tierras: la conquista de América.
  • Sus vínculos con el III Reich, y sus silencios cómplices respecto al genocidio de la Segunda Guerra Mundial. En este punto vale recordar la beatificación de Eugenio Pacelli, mejor conocido como el papa nazi (o más bien el primer papa nazi, pues el actual no se le queda atrás). El apoyo incondicional del obispo alemán Ludwig Müller a Adolf Hitler, y sus exhortaciones al pueblo alemán para que apoyara la causa nazi, pues fue un orden dictado por la mismísima idea cínica divinizada -esa que llaman dios-, al propio Hitler. No está de más recordar las fotografías de sacerdotes haciendo el saludo nazi.
  • Su cercanía a las dictaduras de seguridad nacional latinoamericanas y su declaratoria de guerra a lo poco rescatable del cristianismo: la teología de la liberación, que criticó y enfrentó a esas dictaduras asesinas, aliadas siempre de la “santa sede”. Sería bueno que como argumento para la beatificación de Wojtyla, se diga que él, con su silencio y su cercanía a estos regímenes “milagrosamente” ayudó a la desaparición de miles de personas en toda América Latina. Las juntas militares latinoamericanas, son testigos de semejantes milagros, y se lo agradecen.

No podemos, por tanto, dudar de la “experiencia en humanidad” de la iglesia católica, pues todas sus referencias son de verdaderos expertos en determinar que es lo humano y que no: Adolf Hitler, Augusto Pinochet, Francisco Franco, entre otros, son quienes mejor nos retratan el por qué la iglesia es la primera en respetar los derechos humanos de quienes así sean catalogados. Para todas/os las/as demás existe el Malleus Maleficarum.

Sus llamados a catalogar las consignas y el performance de la marcha como herejía, no son más que la muestra de una mentalidad medieval que irrumpe con violencia en este periodo del patriarcado tardío, con el claro propósito de revitalizarlo. Recordemos, como advertencia, que la mentalidad medieval nos llevó a la hoguera. Y las palabras de Francisco Ulloa sólo evidencian los berrinches de una institución que exige que se le retribuya el monopolio sobre los cerillos, y con ellos su autoridad sobre nuestros cuerpos y nuestras mentes.

La inquisición se mantiene viva mientras persistan mentalidades medievales como los de la iglesia católica. Al hablar de herejía, la iglesia católica no hace más que incitar al odio y a la “quema” de todas aquellas gentes que no se adecuen a la “voluntad divina”... la ambición de los sacerdotes.

Las nociones no son inocentes, catalogar a alguien como hereje no la hará ganadora de una canasta de víveres ni de un pase especial al parque de diversiones... ¿Qué ocurría luego de que alguien era acusado/a de herejía? Ahí les dejo la pregunta...

La consigna “Vamos a quemar la conferencia episcopal, por machista y patriarcal”, no es una incitación a la violencia o al crimen, como lo pretende hacer ver los ensotanados. Es, por el contrario, el grito contestatario, que tuvo que esperar cientos de años, de todas aquellas mujeres que fueron víctimas del femicidio cometido por estos mismos que les exigen pudor y recato. Es el grito de las principales víctimas del patriarcado que llegó al punto de condenarlas a la hoguera, por ser mujeres que no se adecuaron a la visión patriarcal de lo femenino.

Lo importante es que el mensaje de la consigna fue muy claro, pues nadie quemó la conferencia episcopal, pero sí vimos arder al machismo y la misogina católica, por eso los sacerdotes echaban fuego por la boca, por eso lanzaron incendiarias sentencias de herejía, ardió tanto su misoginia que tuvieron que solicitar a gritos el retorno de las hogueras.

Respecto al performance que se realizó en la marcha, pues mi aplauso a la actriz y al actor, fueron quienes mejor representaron la violencia del machismo católico. La iglesia se indigna y afirma que dicha actuación atenta contra la moral pública (de un pueblo mojigato). Pero nada más indignante y una verdadera afrenta a la moral pública que la jerarquía de la iglesia católica encubra a acosadores y violadores. ¿Por qué no se pronuncia al respecto la conferencia episcopal? ¿Por qué si se habla de procesos judiciales contra 2 artistas y no contra pedófilos y quienes les encubren? ¿Y los actos de corrupción financiera perpetrados por la conferencia episcopal no atentan contra la moral pública?

Los gritos de alarma, las vestiduras rasgadas, las acusaciones de herejía, las susceptibilidades a flor de piel por la marcha de las putas solo evidencian que somos una sociedad analfabeta sexual y emotiva... quizás por eso se adora tan ciegamente a una simple piedra, que no hace nada, ni siquiera cosquillas, ni aunque le pongan baterías...

Permítanme, para finalizar, recitar otra consigna que a la conferencia episcopal también indigna y le hierve la sangre: ¡Estado Laico Ya!

4 comentarios:

Jules dijo...

¡Hola! Te cité en un artículo sobre la Marcha de las Putas http://globalvoicesonline.org/2011/08/19/costa-rica-slut-walk-discussions-on-religion-and-womens-rights/

Bryan González Hernández dijo...

Genial... gracias...

Alexánder Obando dijo...

Felicidades. Excelente comentario.

César B. dijo...

Vos y Nancy, con sus respectivos estilos son los que mejor han expresado el sentir de todos nosotros, los que pensamos como ustedes. Excelente mae.