miércoles, abril 14, 2010

La violencia del Ariato. Parte I: Apuntes sobre la tiranía en la democracia


La frase “Dictadura Democrática”, en el caso costarricense, surge a raíz de la “Tiranía en la democracia, presente en las declaraciones de Oscar Arias en 2005, cuando aún era candidato a la presidencia, en las que afirmaba que: "las reformas importantes como el Plan Fiscal y el TLC no avanzan. Bajo esa premisa, creo que es mejor evitar el caos y la anarquía y promover la tiranía en la democracia, es decir, un mandato claro, con un líder que sabe qué es lo quiere y quienes le pueden ayudar a conseguirlo”[1].

Si bien la frase dictadura democrática nos invita a encontrarle un sentido metafórico que nos permita caracterizar este gobierno y la forma en la que se ha conducido. Este oxímoron nos sumerge en una lógica de inmunización que elimina las contradicciones en favor del discurso de dominación.

La dictadura es completamente antagónica a la democracia, una suspende a la otra. Al utilizarla, lo que estamos haciendo es atribuirle una esencia democrática a la dictadura. De esta forma invisibilizamos el carácter despótico al impregnarlo de una esencia democrática. Anulamos la anulación de la noción de democracia que sí se encuentra en las palabras de Arias sobre la “tiranía en la democracia”.

Cuando Arias declaró que iba a promover la “tiranía en la democracia”, hacía gala de una transgresión al lenguaje. Según Marcuse: “Nombres como «libertad», «igualdad», «democracia» y «paz» implican, analíticamente un grupo específico de atributos que se presentan inevitablemente cuando el nombre se escribe o se menciona (1972: 118). En el “universo del discurso, continúa Marcuse, en el que los opuestos se reconcilian tiene una firme base para tal unificación: su provechosa destructividad” (1972:119) De ahí que, la “tiranía en la democracia” tiene como fin la eliminación de todo lo “democrático”.

Entonces, y aunque parezca extraño, “dictadura democrática” no es lo mismo, o al menos no pretende lo mismo que la “tiranía en la democracia”. La última pretende eliminar todo lo democrático: Al promover la tiranía se suspende la democracia. Mientras que la primera, por el contrario, reafirma la democracia y le atribuye un carácter democrático a la dictadura: Al colocar “lo democrático” como adjetivo estamos diciendo que “la dictadura es democrática”, y, por tanto, al ser democrática, se suspende o elimina la dictadura.

De las declaraciones de Arias resaltan 3 elementos que nos resultan interesantes: Mandato claro, “un líder que sabe qué es lo que quiere” y “quienes le pueden ayudar a conseguirlo”. Estos tres elementos nos recuerdan al periodo de la historia mexicana conocido como el “maximato” (1928-1934). Periodo en el cual el poder recayó de forma “natural” en el presidente Plutarco Elías Calles, conocido como el “jefe máximo”, quien, además, llegó a ejercer el poder de forma indirecta detrás de los gobiernos que le sucedieron.

Según John Saxe-Fernández, el continuismo o “maximato” es lo que Washington “impulsa a nivel hemisférico” (Saxe-Fernández, 2002: 137), a través de los Tratados de Libre Comercio (TLC). Ese continuismo, deseado por Washington se reflejará en la figura de Oscar Arias. El “ariato”, como he dado en llamarlo, comienza a hacerse evidente desde la Administración Pacheco (2002-2006), en la que Rodrigo Arias, “el Gran Hermano”, actuó como asesor del presidente, así como también la influencia que ejerció Oscar Arias en los diputados del Partido Liberación Nacional (PLN) de entonces.

El “ariato” se consolidará con el asalto al poder que significó la reelección presidencial. Esto en cuanto la reelección abrió “las puertas para una nueva ronda del clásico caudillismo y, con ello, la posibilidad del tipo de crisis políticas ya superadas en 1948” (Saxe, 1995: 4). Según Eduardo Saxe, “la prohibición a la reelección presidencial fue establecida para impedir la formación de oligarquías. La vigencia de la reelección también señala la oficialidad del régimen neo oligárquico” (Saxe, 2005: 316).

De ahí que si Washington impulsa a nivel hemisférico la consolidación de “maximatos” a través de TLC, no es de extrañar que Oscar Arias sea considerado como el “presidente del CAFTA”[2] (Central America Free Trade Agreement), y que los medios de comunicación destaquen su imponente forma de gobernar, sin necesidad de realizar consultas públicas. De la lucha por el TLC el ariato comprendió que para poner en práctica la “tiranía en la democracia”, y con ello imponer el TLC, era necesaria la implementación de terapias de shock, el referéndum, y la implementación de terrorismo de Estado, el memorándum Casas-Sánchez[3].

Ahora bien, surge la pregunta ¿Cómo mantener en el poder al continuismo deseado por Washington sin destruir la fantasmagoría de la democracia? En este punto el ariato fue más ingenioso que otros gobiernos de la región fieles a los designios washingtonianos: realiza un espectáculo electorero y coloca en el poder a una mujer, Laura Chinchilla, cuyo triunfo electoral es apropiado por Arias y visto como un apoyo popular a su gestión. El ariato se mantiene, Arias continúa siendo el “titiritero” por cuatro años más.

Por último, las declaraciones de Arias nos detallan, además, que “el caos y la anarquía” solo pueden ser enfrentados, con un Ejecutivo fuerte, que ha cooptado los demás poderes para alcanzar sus objetivos. Que pretende la consolidación de un “Estado Total” como único mecanismo para hacer frente al Colapso Mundial, así como a la creciente oposición, resultante de las disparidades y excesos de este sistema que se hunde. La “paz” y la “tranquilidad” sólo se conciben relacionadas al orden. Y el orden se le relaciona a la autoridad.

Sí afirmamos, por tanto, que la “tiranía en la democracia” pretendía (y así lo hizo) una suspensión de la democracia, debemos prever que al hacerlo, también se suspenden las regulaciones para evitar excesos indebidos en torno a la excepcionalidad. Sí hace veinte años Arias nos decía que los problemas de la democracia se solucionaban con más democracia. Actualmente se dio cuenta que se solucionan suspendiendo la democracia. El ariato se concibe como el poder soberano schmittiano, es decir, aquél que decide sobre el estado de excepción. En otras palabras, la “tiranía en la democracia”, que caracteriza al ariato, es “estado de excepción”, que según Agamben, es “la respuesta inmediata del poder estatal a los conflictos internos más extremos” (Agamben, 2004:25), precisamente, “para evitar el caos y la anarquía”.

Referencias.

Agamben, G. (2004). Estado de Excepción. Trad. Costa, F/Costa, I. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.

Marcuse, H. 1972. El Hombre Unidimensional. 9ª ed. Trad. Elorza, A. Barcelona: Editorial Seix Barral.

Saxe, E. (2005) Colapso Mundial y Guerra. San José: Editorial Amo al Sur.

_______ (1995). Mama Chepa: Presidenta y Reina de Costa Rica. Heredia: Impresiones Alejandrinas.

Saxe, J. (2002). La compra-venta de México: una interpretación histórica y estratégica de las relaciones México-Estados Unidos. México: Plaza y Janés

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[1]Arrieta, E. “Arias defiende tiranía en elección de diputados”. En La Prensa Libre. 3 de septiembre de 2005. http://www.prensalibre.co.cr/2005/setiembre/03/nacionales04.php última visita 12 de agosto de 2009. Subrayado nuestro.
[2]Córdoba, J. “Arias, el presidente del CAFTA”. En La República, 12 de abril de 2010: http://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=35241
[3]Memorándum redactado por el entonces vice-presidente y ministro de planificación Kevin Casas y el diputado oficialista y sobrino de Arias, Fernando Sánchez. En el texto del memorándum le recomendaban a Arias la utilización del miedo para así lograr el apoyo a favor del TLC. En varias ocasiones hemos destacado que este memorándum, más allá de una serie de consejos para ganar el referéndum por el TLC, era por el contrario la explicación de cómo se tenía que gobernar de ahora en adelante.