jueves, junio 23, 2011

La guerra como deporte


Si quieres tener una idea de lo que será el futuro, imagina una bota que aplasta un rostro humano... perpetuamente”.




George Orwell




En Costa Rica el cinismo vulgar del gobierno parece no tener límites. Primero hacen gala de su colonialismo mental y del nivel de entreguismo y adscripción a la política exterior estadounidense cuando para combatir, supuestamente, al crimen nos recetan “soldados en las calles”. Luego, para hacer frente a la “inminente invasión” nicaragüense nos recomendaron -previa intensa campaña nacionalista xenofóbica promilitarista- la constitución de una “Policía de Fronteras”, algo que parecería un ejército, actuaría como ejército, se equiparía como ejército, se entrenaría como ejército, pero que no sería un ejército. Ahora nos dicen que los ejercicios militares en los que participa Costa Rica son unas “olimpiadas deportivas” y no “militares”, como lo evidenció el reportaje del 17 de junio de 2011 del diario “La Teja”.

Pero si estos ejercicios son juegos olímpicos ¿Por qué son organizados por el Comando Sur de los EEUU y no por el Comité Olímpico Internacional?

Quizás la pregunta resulte ingenua, y su respuesta evidente: los juegos olímpicos antiguos implicaban la suspensión temporal de la guerra para que se realizaran, en paz, las diversas gestas deportivas. A esto se le llamó la paz olímpica. Y los juegos olímpicos modernos, también pretendían una suerte de entendimiento internacional. Muy lejos de la noción de “juegos olímpicos” nos encontramos los “ejercicios militares” que podrían definirse como el entrenamiento, prueba de estrategias y maniobras militares que serán puestas en práctica en combate real. Por tanto, mientras los juegos olímpicos pretendían una suerte de paz, los ejercicios militares son preparaciones para la guerra.

Las “Fuerzas Comando 2011” son una serie de ejercicios militares que tienen por objetivo promover las relaciones militares-a-militares, una mayor interoperabilidad y la mejora de la seguridad regional”. Estos objetivos distan mucho de lo que pretendería una práctica deportiva. Las relaciones “mil-mil”, como lo evidencia un artículo de The Economist sobre las relaciones militares entre EEUU y Egipto, lo que pretenden es que las fuerzas armadas adopten el “american way of war” y la “filosofía estadounidense sobre las relaciones cívico-militares”. No es de extrañar que si los ejércitos tienen “enemigos en común”, estos se intercambien información, tácticas, estrategias y posters con frases motivantes como “Hang in there baby!” -que no me extrañaría hayan sido mensajes motivacionales enviados a las dictaduras militares latinoamericanas durante la guerra fría-.

La interoperabilidad es lo más “deportivo” de estos ejercicios militares, pues sí se tiene “un enemigo en común” no es de extrañar que los “atletas” trabajen en equipo. La interoperabilidad es ya una máxima militar, en cuanto los ejércitos deben tener la capacidad para actuar conjuntamente con otros ejércitos que les permita operar internacionalmente.

Respecto a la seguridad regional, no es de extrañar la preocupación por este tema tanto del gobierno y de militares estadounidenses así como de sus gobiernos aliados, como lo evidencia el interés del gobierno de Costa Rica por la constitución de un nuevo mecanismo regional de defensa, propuesta planteada por el canciller René Castro, curiosamente, en El Salvador, país anfitrión de las “Fuerzas Comando 2011”, días previos a la inauguración de estos ejercicios militares. Lo anterior nos evidencia el grado de compromiso que tiene Costa Rica con la política exterior y militar estadounidense.

Cabe destacar que la inseguridad regional ha sido promovida por los mismos EEUU que han sido los principales proveedores de armas a los narcotraficantes. En este punto es importante señalar que la guerra contra las drogas -variante latinoamericana de la guerra contra el terrorismo-, es una guerra declarada para no ser ganada. Esta guerra no pretende acabar con el flagelo del narcotráfico, pues de lo contrario no se estaría armando a los narcos y a la vez realizando entrenamientos militares conjuntos con los ejércitos. La guerra contra las drogas es, sin lugar a dudas, una “guerra civil-social americana” declarada contra las poblaciones en general, que criminaliza las protestas y las reivindicaciones sociales, que garantiza la libre explotación de recursos estratégicos por parte de las empresas estadounidenses. Ante el hundimiento del poderío estadounidense, esta potencia en decadencia tiende a enclaustrarse en el continente americano, y vigilar recelosamente los recursos estratégicos continentales se convierte en uno de sus objetivos primordiales.

“Fuerzas Comando” no es el único ejercicio militar que coordina el Comando Sur, sin embargo, resulta preocupante que estos ejercicios se realicen con las mejores 19 unidades de operaciones especiales de América Latina, que posee más de 30 países, y que Costa Rica se encuentre en la posición número 15. Cabe destacar que “Fuerzas Comando” no es el único ejercicio militar en el que ha participado Costa Rica, incluso ha sido sede de uno de esos ejercicios militares.

La representación costarricense recae en la Unidad Especial de Intervención, que de acuerdo con el decreto presidencial Nº 32523-MP referente al reglamento de organización y funcionamiento de este órgano, en su artículo 1 se estipula que este es “un cuerpo policial especializado en operaciones de alto riesgo contra actividades de terrorismo y narcotráfico” al servicio de la Presidencia de la República y del Ministerio de la Presidencia (Artículo 2) y cuyo objetivo principal es “la protección de la vida de las personas o de los bienes estratégicos o de alto valor nacional” , que se encuentra estipulado en el Capítulo IV de sus atribuciones, de las que resaltan diferentes incisos del artículo 17: a) Proteger a los miembros de los supremos poderes y dignatarios (…) Además, protegerá a los dignatarios que visiten el país, esto en coordinación con otros cuerpos policiales que intervengan; y únicamente durante el tiempo que resulte estrictamente necesario, a fin de preservar su poder de respuesta ante otras situaciones que pudieran presentarse. c) Intervendrá en operativos de alto riesgo derivados del terrorismo, del narcotráfico y en aquellas situaciones de evidente o sumo peligro para la vida de las personas o para proteger los bienes estratégicos o de alto valor nacional, de conformidad con las normas legales y operacionales que la necesidad justifique (énfasis BGH).

Lo anterior, la necesidad como justificación, recuerda a aquella máxima latina “necessitas legem non habet”, la necesidad no conoce ley, que, según Giorgio Agamben en su libro Estado de Excepción, es parte de la teoría de la excepción (dispensatio), “en virtud de la cual un caso singular es sustraído a la obligación de observar la ley” (2004:61, énfasis BGH).

Ahora bien, esta unidad está a cargo del “Zar contra las drogas”, Mauricio Boraschi, el mismo que proponía poblar nuestras calles de militares, y tiene presupuestado para este 2011 unos $2.400.000, aproximadamente, el 13.75% del presupuesto destinado al Ministerio de la Presidencia. Cifra que no se compara con lo presupuestado para la “gestión y desarrollo cultural” del país, al que se le destina unos $1.900.000, aproximadamente, el 3.11% del Ministerio de Cultura; o lo presupuestado para el Tribunal Ambiental Administrativo, al que se le destinarán, según el Presupuesto Nacional 2011, aproximadamente $1.700.000, es decir el 2.06% de lo presupuestado para el Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones.

Para concluir cabe preguntarse: ¿Qué resulta más alarmante, saber que Costa Rica está participando en los ejercicios militares “Fuerzas Comando 2011” o darse cuenta que no es la primera vez que Costa Rica participa en estos ejercicios desde que comenzaron en 2004? Para muestra, basta un clic: “FC. El Salvador 2004”; “FC. Chile 2005”; “FC. Paraguay 2006”; “FC. Honduras 2007”; “FC. Texas 2008”; “FC. Brasil 2009”; “FC. República Dominicana 2010”; “FC. El Salvador 2011”.

En fin, como para el gobierno militarista de Laura Chinchilla la “guerra es un deporte” no es de extrañar que el gobierno proponga “repensar nuestra tradición pacifista” que tal parece atenta también contra la nueva competición “deportiva” propuesta por la misma Chinchilla: “caza indiscriminada de grupos radicales”. Tal parece que la sentencia de Orwell sobre el futuro, es cada vez más real...