miércoles, mayo 03, 2006

60 años de mentiras

“¿Y si el pasado y el mundo exterior fueran una creación de la mente y, por ser la mente controlable, pueda, también controlarse el pasado y lo que consideramos la realidad?.”
George Orwell, 1984

El pasado 8 de mayo, se cumplieron 60 años de la capitulación del Tercer Reich alemán y el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa (es hasta el 2 de septiembre de 1945 que Japón capitula y con esto se da el final definitivo de este conflicto).
Quien gana la guerra, escribe la historia, recita uno de los asertos del realismo. Y es lo que se ha aplicado a través de toda la historia de la humanidad. Utilizado por los griegos, luego por los romanos y los victoriosos de la Segunda Guerra Mundial, no se quedaron atrás.
Uno de los hechos que más impacto causó de la Segunda Guerra Mundial fue el número de muertos que ascendió aproximadamente a 50 millones de personas, muchos de ellos civiles. Una cifra aterradora que indiscutiblemente marcó todo un récord en la historia, como el costo más elevado de vidas humanas producto de una guerra. Hitler fue uno de los responsables, pero también lo fueron Churchill, Roosevelt, Mussolini, Hiro-hito y Stalin. Pero solo fueron juzgados y condenados los perdedores.
Ahora bien, todos hablan de los famosos campos de concentración que poseían los nazis, nos invaden con las temibles historias de Auschwitz-Birkenau, todos lloraron por la historia relatada en un diario de una pequeña niña, que estuvo encerrada en Bergen Belsen, muchos se estremecen con las abominables atrocidades cometidas en Treblinka. Se habla de los 23 campos de exterminio de los nazis (Auschwitz–Birkenau, Belzec, Bergen Belsen, Buchenwald, Chelmno, Dachau, Flossenbürg, Grob Rosen, Majdanek, Mauthausen, Mittelbau Dora, Natzweiler, Neuengamme, Plaszow, Ravensbrück, Sachsenburg, Sachsenhausen, Sobibor, Stutthof, Theresienstadt, Treblinka, Varsovia, Vught), pero nunca se mencionan los campos de exterminio de Eisenhower en los Estados Unidos, ni los de Siberia en la antigua URSS, ni mucho menos se habla de los campos de concentración en Costa Rica y en otros países aliados, donde se encerraban a ciudadanos por el simple hecho de ser alemanes, italianos o japoneses.
Para justificar sus acciones el Estado debe controlar la mente de su pueblo, por lo tanto, al controlar la historia y la mente de las personas, es muy posible que se pueda controlar la realidad misma, esto se realiza controlando los medios de comunicación. Para las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, era de vital importancia controlar la historia, colocarse como los libertadores del mundo de las garras de los monstruosos fascistas, creados por ellos mismos. La Segunda Guerra Mundial, no fue solo provocada por los países del eje. Fue maquinada por todas las potencias capitalistas que buscaban una manera para salir de la crisis en la que se había caído en 1929 y esto fue mediante el establecimiento de una economía de guerra. La Segunda Guerra Mundial se empieza a gestar desde finales de la Primera Guerra Mundial, “no cabe la menor duda que no era tal la intención (cooperar estrechamente, BGH) de las potencias vencedoras, ya que con todo lo que hicieron no pretendían otra cosa sino mantener a la Alemania vencida bajo una intensa presión militar y política, y levantar entre vencedores y vencidos una barrera insalvable. Las obligaciones económicas y financieras que se le impusieron además a Alemania tenían que confirmar necesariamente tal impresión: la de ser incumplibles”
[i]. El propósito de estos sanciones, era el de poder contener a Alemania, quien pese a ser derrotada en la contienda, lo que le produjo un debilitamiento económico temporal y sumándole las duras condiciones que le fueron impuestas por los Tratados de Paz, continuaba siendo potencialmente más fuerte que las potencias vencedoras: Inglaterra y Francia[ii]. Con el ascenso de Hitler al poder en 1933, quien poseía una política de anticomunismo y de antibolchevismo. Los nazis llegaron a contar con el apoyo de los líderes de los países occidentes, principalmente Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, quienes temían una posible expansión del socialismo por todo el mundo. Estas potencias incentivan a Hitler y a Hiro-hito atacar a la URSS con todo su poderío militar y con esto “acabar con dos pájaros de un solo tiro”: acabar con la URSS y con el socialismo; y debilitar a Alemania y a Japón, que se perfilaban como rivales en lo económico de estas potencias. Esto se puede ver reflejado en los acuerdos de Munich del 29 de septiembre de 1938, donde París, Roma, Londres y Washington le permitieron a Berlín anexionarse los Sudetes.
En los juicios de Nuremberg (1945-1946), los nazis fueron acusados y condenados por sus atrocidades. Pero no fueron juzgados ni condenados los líderes de los aliados que ordenaron el bombardeo a la ciudad alemana de Dresde, el 13 de febrero de 1945, año para la cual Alemania ya se encontraba derrotada, y con este ataque asesinaron a decenas de miles de civiles, muchos de ellos indefensos y también muchos refugiados. Porque no se condenó a Truman y a sus generales, por la masacre provocada en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, donde también murieron miles de civiles indefensos, bajo la potencia destructora del “Fatman” y del “Littleboy” (nombre que se les asignó a las bombas atómicas). Por que no se juzgó a Stalin, por los quinientos mil oficiales polacos asesinados y descubiertos por los alemanes en 1943 en Katyn
[iii]; y por los éxodos o marchas forzadas de las tropas alemanas y poblaciones desplazadas en 1945 que llegaron a provocar aproximadamente unos dos millones de alemanes muertos[iv].
Han pasado 60 años, y nuestro pensamiento se estancó en la Segunda Guerra Mundial. Se realizan ceremonias conmemorativas, se proyectan nuevos filmes donde se muestran las atrocidades cometidas en los campos de concentración de los nazis, y siempre se muestran a los soldados estadounidenses, principalmente, como los grandes héroes y los libertadores del mundo (de gran relevancia para el fomento del nacionalismo en los Estados Unidos). Aun nos espantamos del imponente Auschwitz-Birkenau, de los crímenes que ahí se realizaban, y es ahí mismo donde nos estancamos, nadie se da cuenta que la Segunda Guerra Mundial terminó, los que en ella lucharon están desapareciendo, de ella solo nos quedan documentales. Y sin embargo, 60 años no fueron los suficientes para que la humanidad aprendiera la lección. No tenemos nada de que envidiar de la Segunda Guerra Mundial, los nazis asaltaron nuevamente el poder en Washington y en el Vaticano, y con ellos sus políticas radicales; se implantó un sistema capitalista nihilista y salvaje, que aboga más por una Lex Mercatoria, que consiste en destruir toda forma de ley que represente limitaciones para la mercancía
[v], en detrimento de los Derechos Humanos de las personas corporales. Un sistema que busca acabar con las distorsiones del mercado: las personas corporales y sus derechos, y establecer los nuevos derechos que protejan a las personas jurídicas, se pregunta Hinkelammert: “¿tiene Microsoft derechos humanos? ¿ O tienen los seres humanos derechos humanos cuya validez hace falta imponer frente a Microsoft?”[vi]. Lacan afirmaba que: “la antigua esclavitud fue sustituida por hombres reducidos al estado de productos (...) que se pueden consumir igual que los otros”[vii].
El sistema de Estados creado a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, “calificado por Washington como ‘multilateral’ o ‘internacional’, cuando en realidad fue concebido fundamentalmente como parte de un esquema mayor de la ‘Pax Americana’, para permitir a la presidencia imperial ejercer formas específicas de ‘bilateralismo selectivo”
[viii]. Este sistema internacional ha empezado a colapsar producto de las acciones megalómanas de los Estados Unidos y con esto poder establecer su imperio mundial, donde su derecho interno sea el derecho internacional; sus tribunales pasen a ser los tribunales internacionales; su ejército poseería el monopolio de la fuerza mundial y universal. Encontramos una gran simetría entre este sistema internacional con el sistema de la Sociedad de Naciones, que llega a colapsar producto de las “pretensiones imperialistas” de la Alemania nazi.
Tampoco debemos mirar hacia el pasado para hablar del Apartheid, ya que actualmente vivimos en una época de discriminaciones que nada envidia a la de los nazis: “dentro de un capitalismo extremo, surge una especie de anarco-capitalismo, que busca la creación de un humano “superior” y otros “inferiores”, a su servicio, pondrían al género humano en una etapa post-nazi del desarrollo social. He ahí los resultados de un neoliberalismo que ante nada se detiene”
[ix]. Esto lo vemos reflejado actualmente en Europa, donde “se discriminan a los inmigrantes negros provenientes de África, latinoamericanos, y a los musulmanes provenientes de Marruecos y de otros países”[x]. También lo podemos encontrar una discriminación en el campo ideológico: en un mundo dominado por el occidente judeo-cristiano, los ateos e islamitas, principalmente, somos discriminados fuertemente y en últimos años ha iniciado una campaña para su exterminio, mediante el establecimiento de una nueva inquisición (se radicaliza con el asenso al poder de Joseph Ratzinger, un inquisidor filonazi) y el desarrollo de una nueva cruzada (las invasiones a países del Medio Oriente)[xi].
Se formularon cuatro cargos contra los dirigentes nazis: (a) Crímenes contra la paz (actuaciones que llevaran a la planificación o ejecución de violaciones de tratados internacionales o comisión de actos de agresión injustificada contra naciones); (b) crímenes contra la humanidad (planificación, ejecución o participación en exterminios o genocidios); (c) Crímenes de guerra (violaciones de las leyes y convenios internacionales sobre la guerra) y; (d) Conspiración (actuación con otros o asociación con ellos para cometer cualquiera de los crímenes señalados en los cargos anteriores). Fueron ejecutados por los crímenes que se cometieron en sus campos como Auschwitz-Birkenau, Treblinka y Bergen Belsen, entre otros, también por sus políticas expansionistas que buscaban el establecimiento de su lebensraum (espacio vital). Pero sesenta años después un gobierno comete las mismas atrocidades que cometieron los nazis (precisamente son aplicables los mismos cargos) y no han sido juzgados por ello. Porque no son juzgados Bush y sus halcones por los crímenes que cometen en sus campos de concentración, como lo son Guantánamo, donde los inspectores de la Cruz Roja tiene prohibida la entrada; Abu Ghraib en Irak y Bagram en Afganistán, estos son campos de concentración donde son practicadas las torturas contra los prisioneros”
[xii]. Aparte, el actual gobierno fascista estadounidense ha implementado políticas imperialistas donde tienen por objetivo consolidar al mundo como su lebensraum.
A diferencia de las guerras anteriores, que eran enfrentamientos armados entre Estados, la actual guerra contra el terrorismo, debe ser considerada como una guerra civil social mundial, donde el enemigo ya no es un Estado definido, al contrario son organizaciones “terroristas” que se ocultan en la población civil, por lo que es “justificable” atacar mercados, templos, hogares, escuelas; ya que en ella se hayan terroristas, si por mera casualidad, muere un civil este es considerado como un daño colateral.
Por 60 años se nos ha inculcado la idea de los “pobrecitos judíos” que debieron resistir la discriminación y la persecución de los nazis por más de 6 años, aunque cabe mencionar la investigación realizada por Robert Gellately quien afirmaba que: “... el antisemitismo tuvo al principio poca importancia, no sólo porque privar a los judíos de sus medios de vida habría ido en perjuicio de la recuperación económica del país, sino también porque, en 1933 a la mayoría de los alemanes no les preocupaban tanto los judíos ni tenían una idea tan negativa de ellos como Hitler y los nazis. Por consiguiente, los primeros objetivos del nacionalsocialismo no fueron los judíos, sino los individuos y los grupos considerados desde hacía tiempo una amenaza para el orden social (como, por ejemplo, los comunistas) o para el universo moral, como por ejemplo, los delincuentes, los elementos ‘asociales’ (‘Asoziale’), y otros casos problemáticos”
[xiii]. De hecho se nos ha inculcado, como se menciona anteriormente, la idea del “genocidio judío”, y no de otros pueblos que conforman la sorprendente cifra de cincuenta millones de muertos. Por medio del nuevo discurso de la extrema derecha (cristianos), que afirma que Israel es el pueblo elegido de dios, y por la industria del holocausto hollywoodiense ha provocado que nos quedemos en el pasado, y que no miremos hacia el Medio Oriente, donde ellos, los israelitas, bajo un gobierno nazi-sionista, han establecido una masacre sistemática, semejante o incluso más atroz a la que ellos vivieron en el Tercer Reich, contra el pueblo palestino, al que primero invadieron su territorio y ahora buscan su exterminio con el apoyo de los Estados Unidos.Cabe recalcar, que la Segunda Guerra Mundial, si le dejó grandes enseñanzas a la humanidad, como la fabricación y utilización de armas de destrucción masiva, la eficiencia de los campos de concentración y otros métodos para el aniquilamiento de personas, otras especies y de los ecosistemas. Lecciones positivas, no hemos aprendido ninguna, la exorbitante cifra de los 50 millones de personas producto de la Segunda Guerra Mundial, ha sido ya igualada y pronto superada por pandemias como el SIDA, el hambre, entre otras. El ser humano se preocupa más por desarrollar mejores armas en lugar de invertir en salud y educación ( en el último año, la inversión mundial de armamento fue de 1,04 billones de dólares, cantidad 12 veces mayor al monto anual de la ayuda oficial para el desarrollo)[xiv]. El peligro de nuestro exterminio es mil veces mayor que en la Segunda Guerra Mundial; ese cataclismo es tan grande, que no lo notamos, es supraliminal, podemos ser aniquilados unas 250 veces, y no somos capaces de notar esa amenaza. Sin embargo si sentimos que el planeta esta colapsando y lo manifestamos con un aumento de violencia. La hegemonía estadounidense está colapsando, y a diferencia del colapso de la URSS, cuando Estados Unidos colapse totalmente, es muy posible que junto a él, destruya a todo lo que nos rodea[xv]. Los nazis han asaltado nuevamente el poder mundial, bajo el mandato de Bush II, Tony Blair, Ariel Sharon y Joseph Ratzinger, principalmente, con sus “pretenciones imperialistas” están llevando a la humanidad a su genocidio total. Y nosotros todavía seguimos condenando a Adolf Hitler.
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[i] Treue, W. Alemania desde 1848:Ojeada Histórica. Alemania, Franz Steiner, Verlag, 1968. p. 78.
[ii] Deborin, G. La Segunda Guerra Mundial. Cuarta Edición. Moscú, Editorial Progreso, 1977. p. 8.
[iii] Lacroix-Riz, A. El papel “olvidado” de la Unión Soviética. Le Monde Diplomatique número 34. Edición colombiana. Mayo 2005. p. 34
[iv] Ramonet, I. Lecciones de Historia. Le Monde Diplomatique número 34. Edición colombiana. Mayo 2005. p. 32
[v] Dufour D. De la reducción de cabezas a la transformación de los cuerpos. Le Monde Diplomatique número 33. edición colombiana. Abril 2005. p.34
[vi] Hinkelammert, F. Solidaridad o Suicidio Colectivo. Heredia: Ambientico Ediciones, 2003. p. 15
[vii] Dufour. Op. Cit. p. 35.
[viii] Saxe-Fernández, J. Banco Mundial en acción: secuelas económicas, sociales, ecológicas y militares. En John Saxe-Fernández y Gian Carlo Delgado Ramos. Imperialismo y Banco Mundial en América Latina. La Habana: Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 2004. p. 15.
[ix] Dufour. Op. Cit. p. 34
[x] González, B. La Unión Europea y el sueño hitleriano. Documento inédito. p. 4.
[xi] Desarrollo más este tema en un ensayo que próximamente será publicado como documento de estudio: Sobre la guerra preventiva de Estados Unidos, y también hago mención en una crítica al libro: Terrorismo Global de Fernando Reinares, que será publicado en la revista Relaciones Internacionales #69.
[xii] Ramonet, I. Imágenes y Verdugos. Le Monde Diplomatique. Edición Chilena. Junio 2004.
[xiii] Gellately, R. No Sólo Hitler. Barcelona: Editorial Crítica, 2002. p. 17. (Énfasis BGH)
[xiv] “cifras desorbitantes en gasto militar en 2004”. El Economista, 8 de junio de 2005: http://www.eleconomista.com.mx/online4.nsf/0/2B75D59B0DBD30DF0625701A00571088?OpenDocument
[xv] Eduardo Saxe Fernández, es quien sostiene la tesis de los colapsos ontológicos ecosociales mundiales, además de las debilidades de Estados Unidos como hegemón y su futuro colapso, todo esto en un trabajo titulado Colapsos Mundiales, que próximamente será publicado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran articulo, gran verdad...